Ledia Gutiérrez
Psicóloga Clínica
Las vivencias quedan grabadas en nuestros recuerdos. también en nuestras conductas y se ciñen con los valores que son los que le dan colorido a la vida y extensión a las convivencias y compartires con todo lo que vivimos.
El padre de una es esa persona fuerte, brava con los retos, impetuoso ante los miles de desafíos de la historia que todos los días se van sumando, unos más cruentos que otros, pero en fin la esencia misma de ese ser valiente, audaz, poderoso, es el hombre, el esposo, el papá, el ideal de llegar alcanzar esas mismas agallas de que está formado el hombre hecho el padre.
Tarea difícil para unos, y huidizos otros para con la carga de una familia, estoicamente el valiente que ama, el que brinda los consejos matizados con disciplina a veces ruda, pero que no dejó la huella del desprecio ni del maltrato, solo la del padre amoroso, entregado a sus hijos, familia que lleva en sus hombros, en su mente y corazón para sacar avante a hijos que sean el orgullo de sí mismos y del que los engendró.
Balance que de niña nos toca hacer, a veces siendo duros al juzgar por las exigencias del que se fuerza, el padre, para el fiel cumplimiento de las tareas que le corresponde a la descendencia, los hijos, para su desarrollo integral e íntegro.
Vínculo firme de padre e hijos el que se labra con el enseñar y aprender, padre viudo, padre de media docena de hijos la que le tocó a ese padre, mi padre, a mi familia, hoy unida, y con un recuerdo de un padre ejemplar. Ese era mi padre.
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