Josué Bravo
Corresponsal / Costa Rica
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Costa Rica capturó a tres sospechosos de trata y tráfico con fines de explotación sexual de mujeres dominicanas, nicas y costarricenses; tras allanamientos realizados en un centro nocturno y una casa del Barrio El Porvenir en San Carlos, zona norte del país.
Los detenidos por agentes de delitos sexuales son dos costarricenses de apellidos Pereira y García, así como una mujer dominicana de apellido Santana, tras el operativo en “Divas Sport Bar” y una vivienda de la localidad.
En el bar el OIJ capturó a Pereira, donde además encontró a 17 mujeres de edades entre los 18 y 30 años, además de unos 40 clientes. Ellas son 3 dominicanas, 4 nicaragüenses y 10 ticas que estaban siendo explotadas sexualmente.
Al ser indagados los agentes verificaron que dos dominicanas y dos nicaragüenses estaban en condición migratoria irregular en el país y que serán deportadas.
El OIJ capturó en la vivienda a García y Santana, donde además encontró evidencias para continuar las indagaciones como documentos de depósitos bancarios y más 1.5 millones de colones (casi 3 mil dólares).
Un nicaragüense y otra dominicana fueron indagados pero no detenidos. El primero por estar enfermo y la mujer por estar embarazada.
En la investigación los agentes determinaron que las mujeres vivían en cuartos ubicados dentro del centro nocturno y allí mismo atendían a sus clientes.
La red se encargaba de contactar mujeres en República Dominicana, donde gestionaban su viaje en avión hasta Nicaragua y de allí las trasladaban a Costa Rica con la ayuda de un nicaragüense.
La investigación se inició desde hace varios meses, luego de tener informes de que varias extranjeras estaban siendo explotadas sexualmente en ese sitio y que incluso ni siquiera las dejaban salir del lugar durante los días de trabajo y las mantenían en habitaciones bajo llave, donde solamente un guarda de seguridad tenía acceso.
En cuanto al modo de trabajo se determinó, según el OIJ, que atendían a los clientes mediante talonarios de colores, que variaban de acuerdo al tiempo de pago por el servicio sexual que oscilaban entre 15 minutos y una hora.
Al final de la semana entregaban los tiquetes para cobrar su dinero. A las mujeres solo les daban dos días libres cada tres semanas y nunca les cancelaban la totalidad del salario para asegurarse que volvieran nuevamente a cobrar lo adeudado.
Los tres detenidos fueron pasados con un informe al Ministerio Público para determinar su situación jurídica.