La última vez que Estados Unidos jugó una Copa del Mundo en Brasil, apenas un periodista estadounidense cubrió el torneo, usando días de vacaciones y pagando por su viaje.
Sesenta y cuatro años después, unos 100 periodistas de Estados Unidos fueron acreditados para cubrir el torneo, y eso no incluye a personal de las cadenas que transmiten los partidos.
“Hace cuatro años fue impresionante, y que ahora sea incluso más grande (el interés) dice mucho sobre nuestro país”, señaló el portero Tim Howard.
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En Estados Unidos, millones de personas ven los encuentros en pantallas gigantes o en las computadoras en sus oficinas, en bares y lugares públicos. En su burbuja en Brasil, los jugadores de la selección estadounidense se enteran de esto por correo electrónico, mensajes de texto, tuits, Facebook, televisión por cable y otros inventos que no existían en 1950.
“Todos los bares y los pubs están repletos, y es la sensación en las redes sociales y la gente se escapa del trabajo”, comentó el arquero Tim Howard. “Eso dice mucho. Eso lo hacen para el Super Bowl. Así que es especial que lo hagan para la Copa del Mundo”.
Los estadounidenses viajaron el domingo a Salvador para su partido del martes contra Bélgica por la segunda ronda del Mundial. El domingo también fue el aniversario de su famoso triunfo 1-0 sobre Inglaterra en Belo Horizonte, considerado por muchos como una de las grandes sorpresas en las Copas del Mundo.
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