Leonor Álvarez
Los románticos e idealistas de la revolución de los años ochenta se reunieron para hablar de ella, pero no para amarla, como se esperaría, sino para cuestionarse ellos mismos por qué se traicionó esa oportunidad de cambio que costó sangre y dolor a los nicaragüenses.
El Movimiento Renovador Sandinista (MRS) realizó un diálogo intergeneracional la noche del jueves, donde personajes que participaron y vivieron los años de la revolución se autocuestionaron: ¿Por qué cambió el rumbo de ese momento que pareció el fin de las dictaduras en Nicaragua?
Uno de ellos fue el testimonio de Vilma Núñez de Escorcia, quien se define como una “luchadora antisomocista” y quien ahora es presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh). Núñez dijo que todos “somos responsables” de los errores de la revolución y de no denunciar las injusticias y los robos que se cometieron luego que el Frente Sandinista (FSLN) tomó el poder.
¿POR QUÉ?
“Pero yo no le echo la culpa solo a los que lo hicieron. Yo me pregunto: ¿por qué tuvimos miedo? ¿Por qué no hicimos lo que debimos hacer? Bueno, a lo mejor no estaría contando el cuento, pero alguna responsabilidad tenemos todos”, reflexionó Núñez sobre el hecho de que dejaron que el gobernante actual, Daniel Ortega, y su pareja Rosario Murillo se adueñaran del partido FSLN y patentarán como suya la revolución.
Sin embargo, la presidenta del Cenidh dijo que no pueden seguirse lamentando y sintiendo traicionados, sino luchar y enfrentar los nuevos retos.
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