Cuenta el reparto de Cantinflas que el día que Óscar Jaenada hizo su primer monólogo, caracterizado como el álter ego de Mario Moreno, emocionó al reparto e hizo llorar a un extra, ya veterano, quien por un momento revivió su juventud cuando trabajó con el célebre actor mexicano.
Aquel instante fue para el equipo la constatación de que Jaenada, español nacido en Barcelona, había sido la elección correcta para el papel, a pesar de la controversia pública que generó su designación en México, donde muchos no se hacían a la idea de que un gachupín, como se describió Jaenada, fuera a resucitar a Cantinflas.
Los responsables del filme no tenían dudas al respecto, pero ver al catalán cantinfleando ayudó a tranquilizar al más incrédulo.
El catalán se plantó en Ciudad de México para hacer el “casting” y convenció de forma unánime al director Sebastián del Amo, los productores Adolfo Franco y Vidal Cantú, y los inversores en este filme, financiado al ciento por ciento con capital de riesgo.
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