Las consecuencias de la maternidad en una adolescente son graves y difícilmente remediables. Pasa del juego infantil con muñecas, a la crianza de un niño o niña de verdad, sin tener la madurez biológica y emocional necesaria para asumir esa delicada responsabilidad.
La madre adolescente no puede ahora, como antes, salir, divertirse, ir a fiestas, disfrutar los mejores años de su vida. El “novio” se asusta y la abandona, para escapar de toda responsabilidad, de modo que la adolescente debe enfrentar la vida sin más compañía que su bebé. Para colmo, se siente rechazada en el hogar y hasta la corren de la casa.
Las “amigas” rehúyen su compañía, como si tuviera una enfermedad contagiosa. Los muchachos que se le acercan, la miran como una “mujer fácil”. Los vecinos no paran de chismear. La sociedad en general, la discrimina. En cuanto a sus aspiraciones profesionales, se ve obligada a abandonar sus estudios, sacrificando la posibilidad de mejores oportunidades de vida y de trabajo. Todos esos hechos traumatizantes impactan en la salud mental de la madre adolescente, generando angustia y fuertes sentimientos de culpa.
Esas son situaciones generales. Hay también casos de excepción en que la joven se casa con el novio para regularizar su situación, o cuando la madre de la adolescente se encarga del cuidado del recién nacido y motiva a la adolescente a proseguir sus estudios; como también hay casos en que la adolescente, perturbada por sus problemas y sentimientos de culpa, pone fin a su vida.
El problema de las madres adolescentes en Nicaragua es grave y preocupante. De acuerdo con estadísticas publicadas por la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), el porcentaje de mujeres adolescentes, entre los 15 y 19 años, que son madres o están embarazadas, es 20.6 por ciento en las áreas urbanas y 27.8 por ciento en las áreas rurales. Por región, el mayor porcentaje corresponde al Caribe (28.9 por ciento). De acuerdo con esos índices, estimamos que actualmente existen en Nicaragua más de 80,000 madres adolescentes en edades comprendidas entre los 13 y 19 años, que requieren del apoyo psicológico y la atención especial de las instituciones que velan por los derechos y bienestar de la mujer y de la familia.
Una causa importante de la maternidad adolescente es la saturación sexual del ambiente. El sexo nos llegan sin control de todos lados: los anuncios, el cine, los periódicos, la televisión, el internet, el celular, la música reguetón, la moda atrevida en el vestir, la conversación obscena, inducen a la adolescente a relaciones sexuales tempranas.
La maduración sexual, que se manifiesta en la mujer alrededor de los 12 años con la primera menstruación, ocurre a una edad temprana, en que la adolescente no ha completado la maduración de su personalidad. Deben transcurrir todavía algunos años para que complete el desarrollo emocional y volitivo, que le permita controlar sus impulsos biológicos y ver con claridad las posibles consecuencias de sus actos.
El cultivo de la autoestima, en el hogar, en la escuela, es la mejor arma en la prevención del embarazo y maternidad en esta etapa del desarrollo. La valoración positiva que la adolescente dé a su personalidad, el sentido elevado de dignidad de sí misma, la hacen prudente y responsable. Quien no cree que es digna de respeto, puede llegar a creer que tampoco su cuerpo merece respeto. El autor es psicólogo, doctor Honoris Causa y Orden Miriam Fiallos Gil, del Consejo Nacional de Universidades.
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