Largas filas. Larga espera. Estampidas de gente detrás de un bus que está por estacionarse en la bahía. Cada viernes y sábado los universitarios originarios de los departamentos que estudian en Managua enfrentan peripecias para volver a sus casas.
En minutos el bus que acaba de entrar a la terminal del mercado Israel Lewites está repleto de pasajeros que se apretujan para poder viajar y no tener que esperar otra hora a que salga el siguiente.
Esto es siempre, viernes en la tarde y todo el sábado. Las mismas filas, los mismos molotes y luego arriba te dicen que hay espacio aunque hayan más de veinte personas de pie, casi encima de los que van sentados, comenta Isabel Vega, estudiante originaria de Pochomil. Los buses con destino a Pochomil son de los más cotizados aquí, donde los fines de semana no hay quién supervise o dé respuesta a los reclamos de los usuarios.
En las terminales de la UCA y el Mayoreo también se amontonan pasajeros, sobre todo los que viajan a León, Estelí y Jinotega. Pero igual los buses salen cada 15 minutos, con sus 15 pasajeros, pagando lo justo, asegura Denis Aguirre, chequeador.
Quienes no tienen dinero para viajar en bus, piden ride . Todos los viernes después de mediodía estudiantes de la Universidad Agraria (UNA) se plantan frente al aeropuerto con la esperanza de que algún conductor los lleve. Unos lo hacen porque no tienen, otros por ahorrar. Eso sí, viajando al ride te arriesgás más, reconoce Suleyka Jirón, universitaria que todos los viernes pide aventón a San Rafael del Norte para ver a su hija.
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