Cuatro mil sustancias químicas se absorben con tan solo un cigarrillo, 50 de ellas cancerígenas, que poco a poco se van adheriendo a los órganos del cuerpo hasta destruirlos.
Los niveles de adicción se pueden medir conforme a la cantidad, frecuencia y tiempo. Si la persona fuma en cuanto se levanta, antes de comer, después de comer y si no puede permanecer en un lugar donde se prohíba fumar.El nivel tabáquico y de daños se mide según la cantidad de cigarrillos y los años. Por ejemplo: una cajetilla diario por 10 años, o media cajetilla por 20 años.[/doap_box]
Estas cifras no tienen nada de atractivas ni sensuales. Independientemente del género, son muchos los daños que un fumador le ocasiona a su cuerpo, los que conllevan a una muerte lenta y segura.
De acuerdo con el neumólogo Jorge Cuadra, las sustancias químicas y nocivas están en la hoja del tabaco y cuando el fumador inhala el humo, este se incorpora a la parte gaseosa donde están las 4,000 sustancias.
“Cuando inhalan el humo de tabaco este va directo a la zona respiratoria, en ese momento las sustancias químicas son transportadas en sangre y llegan a todos los demás órganos del cuerpo generando mucho daño. El fumador confía en que nada le pasará porque las enfermedades de esta droga no se manifiestan a lo inmediato y porque eligen cierto tipo de cigarrillo, pero querer mencionar que hay cigarrillos con menos riesgos no es aceptable en términos médicos. El cigarrillo mata”, explica el doctor Cuadra.
El cáncer de pulmón, afirma el neumólogo, hoy en día es el que más se asocia a mayor mortalidad una vez que se presenta. “No es el más frecuente, pero sí el que más mata”. Una muerte prevenible si tan solo la persona deseara apagar el cigarrillo y no volver a encender otro. El cuerpo dejaría de sufrir daños y tendría más esperanzas de vida.
“La expectativa de vida de un fumador es de 10 a 15 años menos en comparación a una persona que no fuma. Es por eso que los médicos insistimos en la importancia de no fumar nunca o de dejar de fumar”, insta el doctor Cuadra.
Daños por tabaquismo
Cuando se tienen antecedentes genéticos, afirma el otrorrinolaringólogo Francisco Bonilla, fumar por poco tiempo será tan nocivo como fumar por un tiempo prolongado.
“Si una persona tiene un daño predispuesto genéticamente por su familia que ha padecido otro tipo de cáncer, entonces fumar es más nocivo aún. Entre los componentes tóxicos del tabaco se encuentra la nitrosamina, que tiene la capacidad de alterar los genes y causa daños en el ADN. Asimismo, ocasiona tumores en la nariz, en la cavidad oral, en el tercio superior del esófago, la tráquea y los pulmones”, explica el doctor Bonilla,
Agrega que cuando el cáncer se presente en la cavidad oral o en las vías aerodigestivas, a veces el tratamiento consiste en quitar partes de la mitad de la cara, o la laringe.
“Si hay tumores en la lengua, mandíbula o cara se retiran los órganos, pero si está empezando entonces se da quimioterapia y radioterapia. El cáncer en la laringe llega a ser deformante, ya que cuando está avanzado se extrae la laringe y eso condena al paciente a usar un dispositivo que le permita respirar, mediante un proceso llamado traqueotomía, que consiste en colocar una cánula dentro de cuello, a través de la cual el paciente respirará el resto de su vida y dejará de hablar porque también se le retiran las cuerdas vocales”, detalla el doctor Bonilla.
Otro de los efectos es el engrosamiento de la mucosa de las cuerdas vocales y de toda la mucosa de la vía aerodigestiva superior. Es por eso que la mayoría de los pacientes comienzan a ponerse roncos, que es cuando existe un daño premaligno como la leucoplaquia. Si no se acude al especialista de inmediato se puede desarrollar un tumor.
Efectos en la mujer
El tabaco afecta la vida reproductiva así como el período de madurez de la mujer, por lo que se hace el llamado de prevención.
En etapa de embarazo es prohibido fumar, afirma la gineco-obstetra Greta Solís, porque esto hará que el cordón umbilical transmita poco oxígeno al bebé, debido a que el cordón posee venas y estas se ponen de un calibre menor cuando la madre fuma. Asimismo, ocasionará un crecimiento intrauterino retardado, es decir que las posibilidades de que el bebé presente un estado de desnutrición serán muy altas.
“Fumar durante el embarazo puede ocasionar parto prematuro, el cual es un problema de salud porque la mayoría de las muertes en los recién nacidos se deben a que nacen antes de tiempo”, recalca la gineco-obstetra.
En cuanto a la infertilidad, la doctora Solís dice que esta se presenta más que todo en los hombres, ya que el tabaco disminuye la cantidad de espermatozoides, pero bastaría con dejar de fumar para que se restituya el número de espermatozoides.
“En la mujer tiene un efecto leve en la producción de óvulos, pero en la etapa no reproductiva se ven las consecuencias. Actualmente se sabe que el cigarrillo puede adelantar la menopausia y cuando se fuma existe el riesgo de contraer cáncer cervicouterino. Por eso, las pacientes que fuman deben hacerse su examen de papanicolaou rigurosamente. Ninguna mujer que use anticonceptivos que lleven estrógenos puede fumar, a excepción de aquellos anticonceptivos que sean a base de progestágeno y que sean de uso continuo. Fumar y tomar anticonceptivos puede generar la producción de trombosis, que es la formación de un coágulo en el interior de un vaso sanguíneo y uno de los causantes de los infartos agudos de miocardio, y lo mismo sucede en la época de la menopausia”, exhorta la doctora Solís.
Efectos en el hombre
Aunque los efectos generales son los mismos tanto para hombres como para mujeres, hay ciertos daños que están dirigidos específicamente según el sexo.
Según el neumólogo Jorge Cuadra en los hombres el tabaco podría ocasionar cáncer de pulmón, próstata, vejiga, colon, laringe, problemas cardiovasculares, infartos (dos a cuatro veces con más probabilidades de tener uno), hemorragias, disfunción sexual y eréctil, daños en los dientes, también en la piel y envejecimiento prematuro.
Piel y tabaco
Y si envejecer a temprana edad es un temor que no se desea experimentar, eso por asuntos de vanidad o estéticos, más allá que por la salud misma, entonces no querrás volver a fumar, ya que también afecta la piel.
Según el dermatólogo Jorge Neira, el tabaco daña la piel a través de efectos directos e indirectos.
“El efecto directo se hace a través del contacto del humo caliente con la piel, cavidad oral. El efecto indirecto es la consecuencia del paso de sus componentes por vía sanguínea después de ser inhalado”, explica el doctor Neira.
Por la toxicidad cutánea directa se producen arrugas faciales, secundarias a la disminución de la hidratación del estrato córneo por la exposición del humo caliente. Puede producir también elastosis cutánea (elastosis son los cambios en el color y textura inducidos por el efecto acumulativo de la radiación ultravioleta), similar al que se presenta en las personas que tienen daño por el sol.
De igual manera, puede producir comedones como el acné. Estos tienden a ser grandes y abiertos sobre los surcos. Afecta el color de las uñas volviéndolas amarillas, esto debido a la acumulación de alquitrán y nicotina.
Asimismo, ocasiona pigmentación gingival (melanosis del fumador), leucoqueratosis nicotínica. La mucosa es de color blanco grisáceo, sobre todo los que fuman pipas. La lengua se vuelve vellosa y negra, aunque ocurre en el 0.5 por ciento de los fumadores.
Por toxicidad indirecta se altera la oxigenación tisular, la cicatrización, inflamación e inmunidad, carcinogénica.
“El humo del tabaco contiene más de 300 mutágenos y carcinógenos, tales como: n-nitrosamina, hidrocarburo aromático y policíclico. La cicatrización se ve afectada por la vasoconstricción que produce una menor actividad de los fibroblastos, por lo cual disminuye altamente la cicatrización normal de la piel”, especifica el doctor Neira.
En cuanto a la formación de las arrugas, estas se dan por deshidratación de la piel, disminución de la síntesis de colágeno, porque hay un aumento de los radicales libres, hay una disminución del estrógeno, más acentuado en la menopausia y porque el tabaquismo triplica la aparición de los surcos de la edad.
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