A lo largo de la historia el ser humano se ha caracterizado por salir a conquistar pueblos, naciones, planetas, capturar la conciencia y someterlos a creer, actuar diferentes.
Afanados y empeñados por lograr la admiración de lo que hacemos, continuamos en luchas incansables por apoderarnos de las mentes del pensamiento, alcanzando máximas capacidades para lograr lo que muchos se ponen como objetivos, dominio sobre los demás.
La victoria cumbre es sobre uno mismo, ya lo dijo Aristóteles que “es más valiente el que conquista sus deseos que el que conquista a sus enemigos”. Cuando logramos vernos así , desnudando nuestro verdadero yo observaremos la transparencia de quiénes somos, convencernos de cuan capaces somos de no doblegarnos a los instintos.
Así como domar la feroz pasión que nos asfixia, y no rendirnos a los insultos de la vida, con la practica constante de la generosidad, la misericordia, prodigar amor, perdón y que la paz viva, se haga costumbre e instaure en nuestro ser.
La mayor conquista de nuestras vidas debe ser el de estar en sintonía con la serenidad, el infinito de los sueños hechos realidades de poder conservar la paz en medio de las adversidades, de sonreír a plenitud, de gozarse consigo, de inclinarse ante Dios y sentirse parte de esa divinidad. Seguros que plenos de su amor seremos absolutos dueños del poder de la gobernabilidad sobre sí, acción épica, grandiosa.
Que el éxito de nuestras vidas sea la misión de haber alcanzado el conocimiento, así como el éxtasis de vivir a plenitud sin apegos ni esclavismos. Mi consejo es, amarnos y amar a todos.
Nos leemos pronto amigos. Disfruten de este inicio de semana y no olviden escribirme a mi correo:
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