Cuando tocamos el tema electoral de Nicaragua, es difícil no indignarnos al recordar la insatisfacción de la población en general, al recibir los resultados obtenidos, las últimas veces que se han realizado elecciones. Por el fraude generalizado, el votante se ha sentido traicionado de manera cínica y sistemática.
Las instituciones políticas que se dicen de oposición a pesar que han sentido el rechazo y señalamientos hasta de sus propios militantes, continúan jugando a la unidad y a la reingeniería sin concretar sus acciones, permitiéndose seguir en la mediocridad opositora. En vez de enfocarse en el problema toral que es el sistema electoral vigente, de todos es sabido, carente de transparencia. Tal parece que su objetivo principal es formar cortinas de humo, promoviendo rencillas intestinas acaparando la atención en temas secundarios para que cuando se cumpla el plazo que rige la Ley actual, terminen cerrando el círculo de corrupción que tiene atada a Nicaragua.
Los nicaragüenses, dentro y fuera del país estamos ansiosos por escuchar una propuesta seria y coherente respecto a cómo desmontar el fraude cibernético electoral que se ha ido perfeccionando con la práctica y que hace de las elecciones una burla a la inteligencia.
El tiempo no se detiene y nuevamente nos encontramos a las puertas de próximas elecciones que en las condiciones actuales, solamente se realizarán, para seguir legalizando un gobierno que adolece de credibilidad desde antes de ostentar el poder.
Pensando en voz alta y tomando en cuenta el desprestigio del Consejo Supremo Electoral (CSE) cuyos cambios cosméticos, sustituyendo magistrados y funcionarios, no son suficientes para obtener la confianza del votante, alguien o muchos deberían de estar creando un sistema diferente y transparente de conteo de votos. Este acto es la llave para que en nuestro país, sea quien sea que por mayoría de votos llegue al poder, tenga la aceptación y el beneplácito de la población en general.
Si bien es cierto la tecnología avanzada permite mayor agilidad al conteo preliminar, también es cierto que da pautas para urdir un fraude.
Una buena parte de los votantes son de las zonas rurales y tienen sus reservas con estos métodos que se prestan a la manipulación del documento sagrado de cada Junta Receptora de Votos que es el Acta de escrutinio, estando acostumbrados a los rústicos sistemas utilizados en el pasado, que no eran tan rápidos pero sí efectivos y daban la seguridad de que el voto de cada uno había sido tomado en cuenta.
Diputados de oposición junto a la mayoría sandinista anteponiendo los intereses de la Patria, trabajarían en una propuesta concreta que empiece por revisar la Ley Electoral, su Reglamento y métodos, haciendo cambios transformadores en el CSE, además de buscar opciones alternas del uso tecnológico no complicado que deje claro el conteo. Esta debe ser la principal preocupación para todos quienes pretenden participar en las próximas elecciones, incluyendo al Frente Sandinista, que los nubarrones de fraude que acompañó su arribo al poder obscurece cualquier acto positivo de su gobierno.
Puede ser una utopía, pero con voluntad todo se puede. De otra manera la actitud debería ser: “Sin cambio de reglas… No participar en las próximas elecciones”.
La autora es periodista y escritora nicaragüense.