El bigleaguer Juan Carlos Ramírez contuvo al bateo panameño, Ofilio Castro dio el batazo que decidió el partido y Berman Espinoza llegó a apagar el fuego, pero nada de eso hubiera ocurrido sin un jonrón de Ramón Flores en el octavo episodio, que de forma dramática metió a Nicaragua en la pelea en un vibrante juego ante Panamá.
“Fue una emoción increíble. Mientras le daba la vuelta al cuadro sentí que se me iba a salir el corazón”, describió Flores su mágico momento, porque su jonrón empató el juego 5-5 cuando ya todo parecía perdido.
“Qué emoción de sudar la camiseta de Nicaragua en el extranjero. No tengo palabras para explicarlo y se me salen las lágrima de imaginar lo que está sintiendo mi familia y mi hijo en especial, porque estaban viendo el juego por televisión. Esto ha sido lo más emocionante de mi vida como pelotero”, agregó Flores.
Por su lado, Ofilio se mostró sereno en el momento cumbre del partido y con un metrallazo encima del campo corto impulsó dos carreras que pusieron fin a la kilométrica batalla.
“Gracias a Dios fue un gran trabajo de todos en conjunto y me salió el batazo a la hora buena”, dijo el artillero al periodista Moisés Ávalos, vocero del Comité Olímpico Nicaragüense.
El relevista nica con experiencia en las Grandes Ligas, Juan Carlos Ramírez, entró con el juego perdido y lo ganó. Su labor de 3.2 entradas sin permitir carrera sirvió de contención para la reacción de los bateadores.
“Teníamos que ganar y mi trabajo era mantener el juego pegado para darle oportunidad a los bateadores. Gracias a Dios todo salió bien”, expresó el espigador lanzador derecho que está tirando en la Liga Profesional de Puerto Rico, pero quien pidió permiso para reforzar al escuadrón pinolero.
El mánager Noel Areas no era ajeno a la emoción. “Increíble victoria, gracias a la voluntad de Dios. En toda Nicaragua deben estar celebrándola, porque no era fácil enfrentar a Panamá y luego venir desde atrás”.