Regalado es caro. No queremos el Canal porque ya ha traído demasiados costos a la nación, sin haber sido construido.
De entrada, con la Ley 840 la bancada del FSLN entregó la soberanía de nuestro país a un desconocido de nombre Wang Jing. Como resultado, la tierra de miles de campesinos que ya fueron “medidas” en la famosa ruta del canal y sus “subproyectos” podría comenzar a ser expropiada como “regalo” navideño el 22 de diciembre, a cambio de nada o de muy poco, según el reciente anuncio del “avance de las obras del Canal Interoceánico” hecho por los voceros de Wang Jing.
El colmo es que han anunciado el inicio de las obras sin que hayan sido concluidos los estudios de impacto ambiental y factibilidad técnica y financiera. Es decir, ahora las compañías contratadas tendrán que “validar” una decisión tomada anticipadamente, mientras la población paga el inmenso costo social que implica el desarraigo de la tierra que les vio nacer y no quieren vender.
Quince marchas de protesta en los departamentos afectados por la ruta del Canal no han sido suficiente para que los promotores y voceros de esta megaobra —que podría dejar al país partido en dos irremisiblemente, arruinando de paso nuestra mayor reserva de agua potable— se convenzan de que el costo social es demasiado alto.
Algunos voceros han externado con verdadero cinismo que los ciudadanos que protestan en realidad están felices y contentos y que lo que buscan es que les paguen un poco mas, como si se tratara de un regateo en el Mercado Oriental.
Aunque HKND no ha revelado siquiera el nombre de los osados inversionistas, dispuestos a aportar más de 50,000 millones de dólares que costará la megaobra, se han adelantado a anunciar como “regalo navideño” el inicio de las obras y en una presentación al estilo de un videojuego futurista el pasado jueves 20, nos dieron como bien dijo el doctor Jaime Incer “atol con el dedo”, mostrando con prodigiosa imaginación, el Canal en pleno funcionamiento.
Entre las novedades que trae el nuevo videojuego de HKND está que la carretera Interamericana Sur quedará cortada por el Canal a la altura de Obrajuelo y se construirá un puente colgante de 80 metros de altura sobre la antigua vía férrea de Rivas a San Juan del Sur, a la altura de “La Chocolata”, o sea que tendrá un desvío de unos veinte kilómetros y el trayecto actual que va paralelo al Cocibolca sobre la ruta más corta hacia nuestra frontera sur, quedará inservible.
También se anuncia que el dragado se hará con unas succionadoras de sedimento que no enturbian las aguas, esto es como tener viento sin que se levante el polvo y que ya no se usará dinamita para quebrar la roca basáltica del lecho lacustre, sino alguna pinza mágica que quebrará y sacará las rocas sin causar trauma alguno, es decir: pura magia china.
Ni siquiera sabemos si el Canal será rentable y si valdrá la pena todo el costo social, ambiental y económico asociado con su construcción. El doctor Anthony Clayton, especialista en tráfico marítimo y profesor de las Universidades de West Indies y Edinburgo en una entrevista con Carlos Fernando Chamorro de Esta Semana lo puso en serias dudas al afirmar que:
“Solo un cinco por ciento del comercio marítimo mundial utiliza el Canal de Panamá; que únicamente habrán entre 10 a 12 barcos “Post Panamax” dentro de unos pocos años, que sería el tipo de barcos al que aspira captar el “Gran Canal por Nicaragua”; entre 5 o 6 años el deshielo al norte del Canadá ocasionado por cambio climático hará la navegación comercial sea viable por ese pasaje del círculo ártico, lo que implicaría un ahorro de mil millas náuticas que pasando por Centroamérica, lo que representaría un 25 por ciento de ahorro en los costos”.
“Para dragar el Cocibolca hasta tres veces su profundidad promedio de 12 metros, habría que “estabilizar” el cauce interno en su lecho construyendo barreras para impedir su sedimentación, de no hacerlo, el dragado tendría un carácter permanente. Estas obras subacuáticas podrían elevar el costo del Canal 2 o 3 veces más que el actual estimado de 50,000 millones, y con ese precio no hay manera que podría ser rentable”.
Lo peor que nos podría pasar es que en su afán de presentar resultados, los chinos se den cuenta muy tarde y nos dejen con una inmensa zanja y un país dislocado, tanto física como socialmente.
El autor es diputado de la Bancada PLI.
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