“Salimos ayer (martes 9 de diciembre) a las seis de la mañana y no pudimos (avanzar). De ahí, a las siete de la noche nos pararon en Providencia. Nos quisieron regresar para atrás, pero no pudieron, entonces nos volamos a pie hasta que llegamos a la Guinea y un amigo nos fue a topar en camioneta y así nos trajeron. Caminamos 18 kilómetros”, dijo Pedro José Jiménez Ruiz, campesino de Puerto Príncipe, Nueva Guinea.
Se hicieron oír en todo el pueblo con sus consignas que resonaban y así muchos llegaban hasta donde ellos.
A las 11:30 p.m. del martes cientos querían encaminarse para llegar a la marcha contra el Canal ayer 10 de diciembre. A cualquier costo se iban a movilizar, aunque el Ministerio del Transporte e Infraestructura (MTI) les había negado los permisos para transportarse.
NUEVA GUINEA, EL BASTIÓN
Los campesinos saldrían de Nueva Guinea hacia Managua, de eso estaban claros. Marcharon por las calles del pueblo, invitaban a otros pobladores a sumarse. Varias manos se alzaron en apoyo desde algunas casas y en medio de la oscuridad de la noche, brillaba la firmeza de la gente humilde. Su objetivo: tenían que hacerse escuchar en la capital, defender sus tierras y sembrar un precedente de lucha por sus derechos.
Algunos de los presentes, como Juan Miranda, iniciaron su recorrido desde el martes a las 4:00 a.m. Él salió de su casa en la comunidad El Corozo, cerca de la barra de Punta Gorda en el Caribe Sur.
“Venir a Managua significaba defender nuestro derecho, nuestra tierra y defender nuestra autonomía, defender la patria que Daniel Ortega ha vendido”, decía el hombre que había recorrido casi todo el país para poder manifestarse.
VIAJÓ OCHO HORAS EN BOTE SOBRE EL RÍO PUNTA GORDA
Solo para llegar hasta Puerto Príncipe, distrito de Nueva Guinea, tuvo que viajar 8 horas en bote sobre el río Punta Gorda. Al igual que casi 200 personas que salieron de comunidades de Punta Gorda, tuvo que trasladarse en un camión ganadero.
“Después, cuando ya habíamos recorrido como siete kilómetros, nos quitaron las unidades y a pie llegamos a Nueva Guinea. (Los agentes de la Policía) Nos amenazaron con armas y nos dejaron botados en el camino”, afirmó Miranda.
Cargando banderas atadas a palos, calzando botas de hule, llevando sus morrales y botellas llenas de agua, habían recorrido grandes distancias y les faltaba más. Si no les permitían salir en camiones, a pie se lanzarían a la odisea, pero tenían que llegar.
En los primeros 20 minutos de la madrugada de ayer, un primer obstáculo los detuvo cuando deseaban salir de Nueva Guinea. Oficiales y fuerzas antidisturbios de la Policía Nacional se formaron frente a ellos.
“¡MUJERES ADELANTE!”
“¡Mujeres adelante!”, gritaron los campesinos que lideraban a los manifestantes. Encabezando estaba doña Francisca Ramírez, una de las líderes del lugar, quien los dirigía y decía cómo actuar.
Penetraron sin dificultad ante los oficiales. Treinta por uno o más superaban en número a los policías. “¡Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?!”, alzaban su voz los campesinos.
Rompiendo las filas de los policías, lograron que pasaran cuatro camiones, de los que normalmente transportan ganado, unos avanzaron, otros se quedaron conversando con sus opresores. “Sus armas, sus uniformes, todo lo pagamos. ¿Por qué, entonces, no están de nuestro lado?”, preguntaron sin obtener respuesta. “Queremos escucharlos, dígannos por qué hacen esto si nosotros solo somos campesinos”, siguieron diciendo a los oficiales sin que estos contestaran.
NADA LOS DETUVO
Unas horas después seis camiones más llegaron al lugar. La respuesta de la Policía fue no seguirse oponiendo y dejarlos pasar. Los manifestantes abordaron los camiones y se encaminaron hacia Managua a protestar.
En el camino los tranques se multiplicaron. Multas, golpes y requisas recibieron de parte de la Policía. Agentes fotografiaban a los campesinos, pero a ellos ni el frío de la madrugada ni el viento helado en el camino los hacía temblar. Acuerpados en el calor humano de la solidaridad siguieron pese a los obstáculos.
“Nos han puesto miguelitos, nos han puesto tranques, nos han golpeados, nos han puesto boca abajo. Nos han hecho lo que nunca en la vida se había visto en Nicaragua”, lamentó doña Francisca.
LLEGARON A LA CAPITAL
Durante el recorrido la intensidad de cada uno de los retenes policiales bajaba. Los manifestantes pasaron por Cuapa y los detuvieron; llegaron a Boaco y los revisaron; en San Benito, se resistieron y en Tipitapa, los agentes ya no se opusieron. “¡Entramos, ya estamos en Managua!”, celebraron.
“(Daniel) Ortega les ha dicho que somos cuatro gatos. Aquí estamos y nos pueden contar”, salía una voz del interior de un camión en su última parada por policías.
Luego de casi 12 horas de camino, a las 10:45 a.m., ayer, finalmente llegaron.
(Colaboración de Génesis Hernández y Rezaye Álvarez)
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