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Piden a Santa no ser deportados

Las cartas que Santa Claus recibió de miles de menores indocumentados que llegaron este año a Estados Unidos están repletas de peticiones, pero no tanto de juguetes, sino de sueños de poder disfrutar de una blanca Navidad junto con su familia sin el miedo a ser deportados.

“Quiero ver caer la nieve, jugar con mis hermanos, hacer un muñeco de nieve y ser como la princesa de Frozen. Voy a pasar la Navidad jugando con mis amigos y comiendo tamales”. Ligsdenis Ochoa, de 9 años.

Las cartas que Santa Claus recibió de miles de menores indocumentados que llegaron este año a Estados Unidos están repletas de peticiones, pero no tanto de juguetes, sino de sueños de poder disfrutar de una blanca Navidad junto con su familia sin el miedo a ser deportados.

[doap_box title=”” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]68,641 menores sin acompañante, en su mayoría procedentes de El Salvador, Honduras y Guatemala cruzaron la frontera de EE. UU., durante el año fiscal 2014 (del 1 de octubre de 2013 al 30 de septiembre de 2014), según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS).[/doap_box]

“No le pedí muchos regalos a Santa, sino una muñeca de Frozen, pero lo que sí quiero es quedarme con mi mamá, abuela y mi familia en este país. Aquí no tengo miedo, puedo ir a la escuela y disfrutar de mis hermanos”, contó Ligsdenis Ochoa, de 9 años, la primera menor centroamericana que llegó a Charlotte, la principal ciudad de Carolina del Norte.

En la sala de su modesta casa, adornada con un pequeño arbolito de Navidad, Ligsdenis espera con ansias la llegada de la Nochebuena junto con su madre, Jessica Ochoa; su abuela, Reyna García, y sus hermanos Carlos (15 años), Andrés (7 años) y Percy (5 meses).

Ligsdenis llegó a Charlotte en junio y vivió con terror la experiencia de ser perseguida por pandillas que operan en su natal Atlántida (Honduras) y el posterior viaje de meses con su abuela y la detención una semana en un albergue para inmigrantes.

UNA NAVIDAD TRANQUILA

En Columbia, capital de Carolina del Sur, el guatemalteco Hugo Tecum, de 18 años, también anhela la oportunidad de quedarse en EE. UU. junto con sus tíos para seguir estudiando. “(…) Me vine a este país para alejarme de las pandillas, del peligro que representaba en la aldea donde vivía, ojalá lo pueda cumplir, sería un buen regalo de Navidad”, contó Tecum, quien tenía 17 años cuando en mayo cruzó la frontera con su tía.

“Me ha ido bien, la gente me ha apoyado mucho y espero pasar contento la Navidad. Nos reuniremos en la casa con mis tíos, comeremos con los amigos y, sobre todo, disfrutaré de la libertad y de no tener miedo”, apuntó el adolescente, cuyo destino migratorio se decidirá en una corte de inmigración en abril de 2015.

En Miami (Florida), Karen Villegas trata de sacar adelante a sus cuatro hijos, Wilmer (17), Karen (15), José (13) y Jean (9), quienes cruzaron solos la frontera en Texas en junio desde Cortez (Honduras).

“Vamos a pasar juntos una Navidad después de tantos años y aunque los hijos quieren muchos regalos, el más preciado es poder quedarse en este país y seguir estudiando. Es la única manera de que salgan adelante”, contó Villegas.

Según la hondureña, ha sido un poco difícil la adaptación a un nuevo país, idioma y costumbres para los jóvenes, pero están haciendo todo lo posible porque desean “tener papeles para seguir estudiando y trabajar”.

Internacionales Estados Unidos Frozen Navidad Santa archivo

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COMENTARIOS

  1. Denuncia de Financiamiento
    Hace 9 años

    Que tambien le pidan a sus respectivos Gobiernos de sus respectivos paises que cesen la Corrupcion para que no tengan que abandonar su pais natal.

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