Desde mi punto de vista, el mérito principal del economista francés Thomas Piketty es haber logrado recuperar y ensamblar, a través de un penoso y prolongado trabajo, información histórica sobre la evolución de las diversas formas de patrimonio y la distribución del ingreso en los principales países capitalistas, y sobre esa base haber formulado importantes hipótesis explicativas sobre dicha evolución.
Esto significa que, para abordar la desigualdad en Nicaragua, el primer paso debía ser un proceso igualmente riguroso y prolongado de recopilación de información sobre la distribución del ingreso y los elementos patrimoniales, y sobre esta base formular hipótesis que contribuyan a explicar su naturaleza y evolución, teniendo en cuenta las características específicas de la estructura económica de nuestro país. Un análisis somero sobre las estadísticas de distribución del ingreso podría proporcionar algunas pistas iniciales.
El bloqueo del proceso de transformación estructural en Nicaragua se traduce en el hecho de que, debido al mismo, buena parte de la fuerza de trabajo permanece atrapada en una agricultura de muy baja productividad y bajísimos ingresos, en unidades económicas de carácter familiar que ocupan entre tres y cinco personas en calidad de trabajadores por cuenta propia, familiares sin pago y ayudantes asalariados.
Por su lado, una parte importante de la fuerza de trabajo que migró a las ciudades, ante la ausencia de un proceso de diversificación de la economía urbana hacia actividades de mayor productividad, se ve también condenada a permanecer atrapada en un sector comercial y de servicios de igualmente muy baja productividad, en microunidades que ocupan de una a cinco personas, también en calidad de trabajadores por cuenta propia, familiares sin pago y ayudantes asalariados.
Estas actividades son las de menor productividad y menores ingresos de nuestra economía, de manera que los quintiles de menores ingresos, en las zonas urbanas y rurales, obtienen altos porcentajes de su ingreso de dichas fuentes. De hecho, una elevada proporción de la población urbana y rural depende de estas actividades, hasta el tercer quintil, e incluso parte del cuarto, los ingresos per cápita son sumamente bajos.
Los estamentos de mayores ingresos que recogen las Encuestas de Hogares no corresponden realmente a los sectores en los que se concentra el ingreso del país, lo cual implica que las encuestas no logran capturar la verdadera desigualdad de los ingresos, que es mucho mayor.
Lo que aparecen como estamentos de altos ingresos en las encuestas son los sectores medios, usualmente con mayor nivel educativo, de manera que aquí la desigualdad refleja en muchos casos más que la participación del capital físico, como en los casos que analiza Piketty, una mayor dotación relativa de capital humano.
La sucesiva pérdida de participación relativa de los quintiles de mayores ingresos, que muestran las Encuestas de Hogares, refleja principalmente la erosión del ingreso real de los sectores medios, tal como lo muestra la drástica caída en el tiempo de los rendimientos de la educación superior.
Es importante destacar el peso que tienen, en los ingresos de estos estratos, los salarios no agrícolas (asalariados de los sectores medios), los ingresos por cuenta propia (sectores medios que trabajan por su cuenta).
Los sectores que verdaderamente concentran el ingreso y el capital, en el sentido de Piketty, suelen estar ubicados en aquellos polos en donde, debido al pequeño tamaño de la economía nicaragüense, las economías de escala fácilmente conducen a la concentración, lo cual permite la obtención de rentas monopólicas o semimonopólicas.
Por otra parte, el elevado peso combinado del desempleo y el subempleo ejerce una gran presión a la baja sobre los ingresos reales de los asalariados, lo cual contribuye a explicar los bajos costos salariales que exhibe el país, y a elevar la participación de quienes perciben sus ingresos en estos polos, en los que se concentra de manera robusta el capital y el ingreso. Sin embargo, sus ingresos, como se dijo, no son captados por las Encuestas de Hogares.
*Economista
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