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Nasere Habed López

Dependencia emocional de la mujer

La violencia de género es un mal histórico en Nicaragua. Estimo que 7 a 8 de cada 10 mujeres, sufren violencia física y psicológica reiterada de sus parejas, cónyuges o convivientes en unión de hecho estable.

Una de las causas más importantes de la violencia de su pareja es la dependencia afectiva de la mujer, dependencia que a su vez es el factor de mayor peso en la impunidad del hombre que maltrata a su mujer.

Entendemos por dependencia emocional, el apego o sometimiento de una persona a otra, de la cual no puede prescindir aun cuando la maltrate, por temor a perder su amor, quedar sin su compañía y abandonada a su propia suerte.

Debido a factores culturales, la mujer da más importancia al amor que el hombre y, en tal forma, abriga mayor miedo a perderlo (Karen Horney, El Nuevo Psicoanálisis. Psicología de la Mujer).

La dependencia emocional en la mujer, generalmente tiene su origen en la niñez, en un ambiente familiar donde la niña se siente postergada, irrespetada, discriminada, atemorizada. Criada en estas condiciones adversas, la pequeña crece con sentimientos de inseguridad y una pobre valoración de sí misma. La mujer adulta que se somete al hombre es la niña que se ha hecho grande, sin haber superado las experiencias traumáticas que vivió en su niñez.

Con su dependencia emocional, la mujer busca base de apoyo y protección en una pareja que percibe como capaz de brindarle seguridad. Esta reacción según la Teoría de Apego de Bowlby, es una tendencia innata, común en todos los animales sociales, que lleva al individuo en condiciones de vulnerabilidad, a buscar la cercanía protectora de otro individuo específico, percibido como más fuerte, más experto y más capaz de dar ayuda. (Bowlby, John (1989) Una base segura.

En la dependencia emocional observamos dos polos: la mujer dominada y el hombre dominador. La mujer dominada es una persona necesitada de amor, insegura frente a la vida, con baja autoestima.

Busca en su pareja, la seguridad que no encuentra en sí misma. Trata de agradar al hombre por todos medios. Le causa horror que la abandone.

El hombre dominador es con frecuencia un individuo de carácter fuerte, posesivo, agresivo, que maltrata, humilla y ridiculiza a su pareja, a sabiendas del apego que le guarda y de que es incapaz de abandonarle o alejarse de él.

La mujer que permite ser maltratada una vez, será maltratada siempre. El maltrato repetido que sufre la mujer dominada tiene el efecto psicológico de profundizar sus sentimientos de minusvalía y bajo respeto por sí misma, lo que a su vez hace crecer su necesidad de dependencia, protección y entrega al hombre dominador. Se produce así una reacción en cadena, de causa a efecto, que daña cada vez más su dignidad y limita su autonomía.

Este círculo trágico solo se rompe cuando la mujer es capaz de comprender que la sumisión irracional, antes que favorecer el amor de su pareja, provoca un efecto opuesto: el desprecio y pérdida de cariño del hombre. En cambio, en la medida en que la mujer se conduce con sensatez y dignidad, se hace más valiosa a los ojos de la persona que ama y a sus propios ojos.

Es importante que la mujer dirija su mirada hacia el pasado familiar, a sus experiencias infantiles, a sus relaciones interpersonales y trato recibido en el hogar, buscando averiguar las causas de su manera de ser, de sus sentimientos de inseguridad y dependencia que actualmente la caracterizan. Tener presente que el conocimiento de sí mismo es el punto de partida para superar las debilidades propias.

Es esencial desde ya que la mujer emocionalmente dependiente no se menosprecie, que se dé a sí misma la importancia y respeto que merece la dignidad de todo ser humano; y que es a ella a quien corresponde asumir sus propias decisiones, en la conducción de su vida.

Si llega a comprender que su entrega y sumisión emocional, antes que favorecerla, perjudica el amor que le tiene su pareja; si descubre el origen de su inseguridad emocional; si se valora a sí misma, como persona digna de respeto, tiene entonces libre el camino para el desarrollo y superación constante de sí misma.

El autor es psicólogo, Doctor Honoris Causa de la UNAN Managua y Orden Mariano Fiallos Gil, del CNU.

Opinión dependencia mujer archivo
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