La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que este domingo 15 de marzo fue blanco de protestas que congregaron a más de un millón de personas en decenas de ciudades del país, afirmó hoy que en una democracia “se respetan las urnas y la voz de las calles”.
Durante la ceremonia de sanción de un nuevo código de proceso civil, que reduce la burocracia en trámites judiciales, Rousseff subrayó que la ausencia de incidentes en las protestas son “una inequívoca prueba de que Brasil es un país democrático que, a diferencia de otros, convive pacíficamente con manifestaciones”.