“Nunca va a ser lo mismo tomarse una buena sopa de gallina india con albóndigas que una sopa de gallina de granja. Te lo digo porque la sopa de la gallina india es rica porque tiene un sabor agridulce cuando se le pone jugo de naranja agria, chicoria, hierbabuena”, dijo Tomás Larios, cuidador de la finca Los Ángeles, Telpaneca, en Madriz, donde se crían gallinas criollas o “indias” como mejor se conocen.
El organismo italiano Slow Food está promoviendo en varios municipios del norte la crianza y comercialización de estas aves.
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