Dolientes, gobernantes de Uruguay y Argentina y admiradores despidieron al uruguayo Eduardo Galeano, un escritor que moldeó la utopía de la izquierda latinoamericana con Las venas abiertas de América Latina y dejó una treintena de otras obras literarias.
Los restos de Galeano, quien falleció el lunes, a los 74 años, fueron velados en la sede del Parlamento, donde comenzaron a llegar cientos de personas uruguayas y de otros países de América, para decirle adiós.
Cubierto con una bandera uruguaya y dos ramos de rosas, unas rojas y otras blancas, el féretro de Galeano fue ubicado en el centro del Salón de los Pasos Perdidos, una sala amplia, totalmente revestida de mármol y granito, que separa las cámaras de senadores y diputados y lleva ese nombre, porque allí cavilan los legisladores sus decisiones más difíciles.
En la entrada del Parlamento, los concurrentes firmaban dos libros de condolencias.
Galeano nació en Montevideo el 3 de septiembre de 1940, en una familia acomodada de la cual se fue distanciando. Se ganó la vida como operario en una fábrica, dibujante, mecanógrafo y empleado bancario, entre otros trabajos, antes de comenzar a descollarse como periodista y escritor.
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