El río Coco sufre de agotamiento. Pero no solo él, según el monitoreo de Centro Humboldt sobre recursos hídricos en el Corredor Seco durante el 2014, “el 85 por ciento de los pozos excavados en la zona alta de la cuenca del río Coco y en la zona norte de Chinandega se secaron”, detalló Víctor Campos, subdirector del centro.
Que los pozos y el río se hayan secado se debe —según Campos— a que “en todas las partes de la zona seca del país estamos teniendo un nivel de agotamiento del agua y de los recursos hídricos que anda un poco más allá de lo que se esperaba”.
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Este agotamiento del agua tan acelerado “es el resultado del mal manejo histórico de la cuenca, de los ríos en general y del río Coco en particular”, afirmó Campos.
Según Salvador Montenegro Guillén, experto en recursos hídricos “por simple inspección, si se recorre la extensión en la parte alta del río Coco, en Nueva Segovia, tanto en territorio nica como hondureño, uno constata que el territorio ha sido transformado de bosque a pastizales o a cultivos de subsistencia, la extensión de los bosques ha sido reducida al mínimo. Así que ¿por qué nos vamos a sorprender que haya descendido tanto el flujo del agua de la cuenca?”
Entre los principales problemas que ambos expertos identifican como los responsables del estado de deterioro del río están: el mal uso de los suelos, la irregularidad de la estación lluviosa del año pasado y la falta de un plan de gestión para el aprovechamiento de los recursos (agua, arena y otros materiales) y las correspondientes medidas de conservación.
EXTRACCIÓN DE ARENA NO SE DETIENE
Del río Coco, además de sus aguas, en Ocotal se utiliza su arena. Esta es comercializada. Pero la exvicealcaldesa de Ocotal, Gilma Rodríguez, ve mucha tristeza que los esfuerzos por regular la extracción “los hayan tirado por la borda”.
Hace aproximadamente 14 años en las salidas de Ocotal permanecían durante las 24 horas al día retenes de control, se organizó a los areneros y se priorizaron bancos de arena autorizados por el Ministerio de Fomento, Industria y Comercio (Mific), para su explotación y se declaró veda temporal para dejar que el río Coco a su paso por Ocotal se recuperara.
Años después las cosas cambiaron, los camiones salían “en fila india” por la Panamericana con rumbo a Estelí, Matagalpa y el mismo Ocotal, muchos propietarios de empresas de materiales de construcción fortalecieron su capital.
Según Montenegro Guillén, es difícil determinar el impacto que la extracción de arena pueda tener en el río porque precisamente “no existe una previsión sobre el aprovechamiento, a pesar que la Ley de Aguas Nacionales manda a determinar los usos y aprovechamientos para cada cuenca y eso está amarrado con las medidas de protección”.
“Yo no te puedo decir qué tan grave es la extracción, porque primero alguien debe decir si se puede extraer o no en base a un plan que cuantifique la cantidad de recursos que se puede aprovechar sin perjudicar al río”, dijo Montenegro Guillén.
OPORTUNIDAD DE ACUERDO BINACIONAL
Montenegro Guillén y Campos coincidieron en la necesidad de una administración binacional para la conservación del río.
Hasta ahora, según Campos “no ha habido ninguna diferencia de la administración que ha tenido la cuenca del lado de Honduras como del lado nicaragüense, entonces en este caso tenemos una responsabilidad compartida”.
“La del río Coco es una cuenca de la que solo tenemos una mitad. Entonces aquí se impone una concertación en la que nuestros vecinos hondureños y nosotros nos tenemos que poner de acuerdo en cuáles son los usos y el aprovechamiento, de forma tal que ambas partes obtengan el bienestar del cuerpo de agua”, afirmó Montenegro Guillén.
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