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Los efectos del ciberbullying son más devastadores para las víctimas. LA PRENSA/Lissa Villagra

Ciberacoso, un mal que se expande como virus

Kenia Urroz está sentada en la sala. Es miércoles y por fin, después de cuatro días, decidió abrir las ventanas de su casa en Jinotepe y vencer el miedo que la obligaba a encerrarse. No era para menos el temor, pues cada vez que el teléfono sonaba alguien amenazaba con matar a su hijo de 17 años.

Kenia Urroz está sentada en la sala. Es miércoles y por fin, después de cuatro días, decidió abrir las ventanas de su casa en Jinotepe y vencer el miedo que la obligaba a encerrarse. No era para menos el temor, pues cada vez que el teléfono sonaba alguien amenazaba con matar a su hijo de 17 años.

La pesadilla empezó un sábado en la noche de mayo pasado. Un grupo de amigos universitarios de su hijo G.R. tuvieron una “reunión” por Whatsapp para planear una broma y aprovechar el contexto de indignación en que se encontraba la población jinotepina y del país, por la aparición de cuatro perros ahorcados en Jinotepe y uno en Managua.

La idea parecía sencilla y sin muchas repercusiones en un primer momento. Culparían a G.R. por la muerte de los animales para provocar las “risas” de las personas que seguían a la cuenta de Parido Nicaragua en Twitter.

La idea no le pareció muy buena a G.R. y decidió salirse del grupo, según relata, para que así sus amigos desistieran de la idea, pero no logró el objetivo.

El sábado en la noche todo estaba armado. Y para que pareciera más real, montaron una conversación falsa con algunas aplicaciones para simular una conversación en la que G.R. aceptaba las acusaciones.

La foto con el diálogo inventado se compartió en Twitter y la tormenta que vendría después nadie la habría esperado. Una joven fue la primera que le dio retuit a la falsa imagen con su respectivo comentario de indignación y muy pronto la red social explotó en un infierno de señalamientos contra G.R., incluyendo amenazas de muerte.

“Entonces comenzaron a decirme que me iban a matar. Que era el mataperros”, narra el muchacho estudiante de la Universidad Centroamericana.

La preocupación en el joven empezó a crecer junto con cada favorito y retuit que ganaba la publicación. Y el asunto se salió de control cuando finalmente llegó a Facebook. Ese mismo sábado por la noche algunas organizaciones defensoras de animales compartieron las fotos y con ello, también amenazas para el muchacho.

A Kenia se le ponen cristalinos los ojos de vez en cuando. “Ha sido súper difícil de la madrugada del domingo al día de hoy. G.R. queda con un grupo de amigos en la mañana y otro en la tarde para cuidarlo”, comenta.

Ese linchamiento que empezaba a sufrir su hijo es parte de una forma de acoso que crece conforme el internet se expande: el ciberbullying o ciberacoso.

La psicóloga Ledia Gutiérrez considera que las personas que hacen ciberbullying o bullying en general son personas que tienen sentimientos de inferioridad y que por eso escogen a sus blancos con cualquier pretexto para hacerlos sentir mal.

“La verdad a mí me dio miedo porque a como estaba el domingo en la madrugada estaba feo. Había gente que hablaba que había una denuncia que decía que si lo miraban en la calle lo agarraban”. Kenia Urroz, madre de G.R.
“La verdad a mí me dio miedo porque a como estaba el domingo en la madrugada estaba feo. Había gente que hablaba que había una denuncia que decía que si lo miraban en la calle lo agarraban”.
Kenia Urroz, madre de G.R.

Gutiérrez dice que recientemente ha visto un crecimiento en los casos de ciberacoso que llegan a su consultorio, tanto así que solo este año ha atendido unos cuarenta pacientes que buscan ayuda para lidiar con algún personaje que les está haciendo la vida imposible.

Los casos de ciberacoso no solo dañan a personas comunes que hacen uso de la red. Los artistas también han sido víctimas de los “trolles de la red”. Por ejemplo, Israel Lanuza, un cantante quien sufrió constantes ataques por su peculiar forma de interpretar su música. A tal punto que Lanuza, decidió no seguir apareciendo en los medios para dar entrevistas y solo quería espacios para cantar, según dijo a Domingo ante algunas solicitudes que se hicieron hace meses.

Los trolles básicamente son esos seres quizás sombras en la red que se dedican a atacar a personas o hacer bromas pesadas para divertir a la audiencia.

Otra forma de hacer ciberbullying está contenida en los memes de internet.

Regularmente las personas también copian las fotos de los perfiles de sus víctimas y crean memes con ellas, con el fin de hacer mofa.

Ricardo Mayorga, Luisa Ortega, Donny Varper, Xiomara Blandino y otros periodistas, actores, presentadores, músicos, políticos y hasta el mismo presidente inconstitucional Daniel Ortega son los blancos diario.
La especialista dice que en los casos de ciberacoso siempre habrá “una parte del mundo que esté de parte de ellos y otra que no”.

Y cree que todo lo que se necesita es que una persona empiece con las acusaciones o bromas para que el resto en las redes sociales lo continúe.

Eso ocurrió también en el caso de G.R. La publicación que se hizo desde la cuenta de Parido Nicaragua en Twitter viajó más rápido de lo que el mismo dueño de la cuenta había podido predecir.

Parido Nicaragua pidió que no se publicara su edad en este texto de Revista Domingo, porque teme perder seguidores en su cuenta por la imagen que podría proyectar. Pero aceptó recibirnos en su casa en Managua para explicar lo que había ocurrido. Es un muchacho que apenas mueve los labios para hablar, tiene un tono de voz bajo y de momento parece actuar como que no le importaran las consecuencias de lo que hace. Por eso dice que no se arrepiente de lo que hicieron, de la broma que le jugaron a su amigo G.R. y para él, dados los alcances de su cuenta en Twitter, era obvio que la publicación se volvería masiva.

“Fue una mofa, la verdad. Simplemente lo pusimos y mirá lo que pasó. No hubo un objetivo en particular. Siempre fue hablado, no hubo nada de odio o algo”, dice el joven mientras su padre llega a la sala de la casa para escuchar la entrevista.

Cuenta que en un principio creyó que podría controlar el alcance de la publicación, pero no pudo prever que alguien copiaría las imágenes y las distribuiría en Facebook. Por eso, cuando alcanzó a ver que había llegado a la red social de Mark Zuckerberg, solo le dijo a su padre: “Esto ya se me salió de control”.

Parido no se considera un troll de internet. Ni siquiera con esta broma que le hizo a uno de sus amigos y que provocó diversas consecuencias.

Y aunque en Nicaragua todavía no llega al punto en que las víctimas se suiciden o alguien más las ataque, el temor de que esto ocurra no parece inmutar a Parido, pues cree que la gente solo se queda detrás del teclado de la computadora y no lleva las cosas a la vida real.

Eso no parece ser lo que piensa Kenia. Dice que desde que fueron publicadas las imágenes de su hijo en la red, los vecinos le comentaron que había personas que llegaban al barrio a preguntar por su hijo o más bien “por el mataperros”.

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Un breve sondeo por Twitter muestra la dimensión que tomó el asunto. Modelos, estudiantes, profesionales y cualquiera que tenía acceso a la red durante ese fin de semana compartía las imágenes seguidos de algún comentario lleno de odio: “Hay que cazar a este hp. No se merece nada más que eso. Hay que hacer piñata con él”, decía una modelo. “Ahora sí hay que hacerle bullying para que se ahorque el hp”, decía otra iracunda mujer. “Ya después le rociamos gasolina y le prendemos fuego a la vieja usanza”, sugería otra persona en los mismos posts.

El docente del Departamento de Computación de la UNAN-León, Otón Castillo, dice que las personas pueden tomar algunas medidas para evitar ser víctimas de ciberbullying. Entre algunas cosas, dice que lo primero es no mantener sus cuentas abiertas para todo público para restringir la cantidad de contenido al que las personas o los trolles puedan tener acceso.

“En el caso de Facebook, que es un poco más específico, podés limitar el acceso a tu información o en Twitter o ponés todo público o ponés todo cerrado”, sugiere el docente.

Pero además, también dice que se pueden utilizar las herramientas de denuncias de las redes sociales que pueden servir para bloquear algunas publicaciones, aunque como eso necesita un mínimo de denuncias, dependiendo el tipo de queja que se presente, puede llegar a ser un poco más complicado.

Lo cierto es que una vez que una publicación se hizo viral es difícil detenerla, o más bien imposible, concluye Castillo.

La psicóloga Gutiérrez dice que lo primordial es que las personas deben aprender a no contestarle a los trolles o a quienes busquen molestarlos en las redes sociales y principalmente bloquearlos al primer indicio de ciberbullying.

Cree que hay personas que se sienten con el valor de hacer ciberbullying por el mismo anonimato que permiten las redes sociales. E incluso se atreve a decir que las consecuencias que tiene el ciberbullying son mucho más profundas que las que tiene el bullying.

“(Son) Peores todavía. Porque se hace más público, entonces yo me quedo pensando que cuántos leyeron lo que me están diciendo. Y eso de alguna manera me va a afectar. El malestar es mayor porque no tengo cómo defenderme”, explica la psicóloga. El padre de G.R. también dijo sentirse desesperado por las consecuencias que tuvo la broma que posteriormente terminó convirtiéndose en ciberacoso, también dice que incluso algunas publicaciones difundieron la dirección y número de teléfono de la casa donde viven, por lo que el temor se hizo más grande en esos momentos en que recibían llamadas anónimas.

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Dicen que incluso llegaron a encarar a G.R. para saber si realmente había sido él quien había ahorcado a los perros de Jinotepe, pues en algún momento también los invadió la duda.

En la Universidad Centroamericana, donde estudia el muchacho su primer año de Ingeniería en Redes y Telecomunicaciones, también se regó la noticia y en algún momento, dice Kenia, hubo personas que ofrecieron dinero para que golpearan a su hijo, por lo que la misma universidad le recomendó que mejor se ausentara unas tres semanas para evitar algún incidente.

Además de esto, se habilitó una entrada especial para el muchacho, para que no tuviera que hacer uso del acceso principal a la universidad, relata la mujer.

Para el miércoles que se hizo la entrevista, las cosas habían bajado de tono. Las puertas de la casa se habían abierto y la familia ya estaba más tranquila, aunque todavía alerta por cualquier incidente que pudiera registrarse.

G.R. ya volvía a comer y empezaba a dormir mejor que en los cuatro días que duró la pesadilla de las redes sociales.

Parido Nicaragua dijo que a pesar de que nunca fue su intención provocarle daños a su amigo, tomó la decisión de no volver a hacer bromas de ese tipo, para evitar futuros incidentes. Y es que por más que intentó explicar la situación ante sus seguidores de Twitter, nadie hizo caso y siguieron atacando a su amigo.

El padre del muchacho, quien pidió no revelar su nombre para evitarle consecuencias en el trabajo, expresó que siempre lo ha mantenido “vigilado” para evitar que se meta en problemas desde el año 2003 que abrió la cuenta de Parido tras varios intentos fallidos de lograr seguidores.

G.R. ya regresó a la universidad y aunque todavía los padres mantienen algunas medidas, sienten que la situación se ha controlado bastante y en las redes sociales recientemente no han visto que se comparta más la imagen de su hijo, quien por una broma, se convirtió, durante cuatro días, en el mataperros que todos querían encontrar.

PENAS POR ACOSO

Aunque las leyes de Nicaragua no establecen el ciberacoso como delito, el constitucionalista Gabriel Álvarez, considera que las personas podrían poner una denuncia por acoso para darle trámite a sus casos.

El diputado, Carlos Emilio López, dice que dado que el bullying y el ciberbullying son relativamente nuevos en el mundo, la legislación nicaragüense no los contempla como tal.

El Código de la Niñez y la Adolescencia, por ejemplo, data de 1998, mientras que el Código Penal es del 2008, por lo que esas figuras no se encuentran incluidas.

López explica que cualquier persona que sufra de estas agresiones en la red puede acusar por delitos de acoso o acoso sexual, que sí están en las leyes de Nicaragua.

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COMENTARIOS

  1. Afectada
    Hace 9 años

    Realmente esto es terrible, la mayoría de estas supuestas organizaciones de protección a los animales no son mas que un montón de amarillistas y groseros, que se especializan en dañar a las personas, solo andan buscando a quien difamar y como llamar la atención mediante el acoso y las amenazas, gentes como ellos son los principales responsables de que se den estos acosos ciberneticos, pobre familia como cayo en manos de estas personas, a consecuencia de una irresponsabilidad juvenil.

  2. Hace 9 años

    Todos los que amenasaron publicamente al muchacho deberian ser jusgados

  3. El Gordo
    Hace 9 años

    Y los ciberacosos politicos q hace la “chayoterada politica”?

  4. Luis Gonzalez
    Hace 9 años

    Estos son los casos que deberian ser prioridad para la seguridad del estado, la policia y el poder legislativo. Usen todos las herramientas que tiene a su alcance el estado nicaraguense.

  5. Magally
    Hace 9 años

    la madre del muchacho ya estuviera en la policía denunciando al parido por daños y perjuicios que no lo deje en la impunidad que reciba su castigo ya admitió que fue una broma que el hizo ahora que pague

    1. Nicaragua Justa
      Hace 9 años

      Qué clase de amigo el famoso parido, y es una lección aprendida para todos incluyendo la víctima, el de no bromear con cosas serias. Deja esa amistad. Tené consideración con tus padres que sufrieron mucho.

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