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El embrión de Sancho

Sancho Panza visto a contraluz como se vería un objeto con más curiosidad que otra cosa, se podría notar que no solo es eso lo que se va ver ahí , es decir el Sancho del común

Sancho Panza visto a contraluz como se vería un objeto con más curiosidad que otra cosa, se podría notar que no solo es eso lo que se va ver ahí , es decir el Sancho del común y repetido decir, sino que todo viene como una pieza orgánica que se ajusta hábilmente a la figura ideal de Don Quijote, que en ese primer plano su idealización está paradójicamente representada en la objetividad que representa Sancho.

De tal manera que enseguida se recoge de su entorno la figura de ese asidero necesario en la persona común de Sancho, lográndose así el contraste entre lo que es simpleza ordinaria y la manera como la figura se fija en esa imagen.

A LA CONQUISTA DE UNA IDEA

Sancho va en la línea directa a la conquista de un ideal, que es la propuesta que le oye decir a Don Quijote; con eso lo convence para que sea su escudero, que es ideal en Sancho.

A Sancho, entonces, el ánimo no le falta, lo que le falta es aprender todo lo que debe; pero lo que aprende son las locuras de Don Quijote y, siendo Sancho como es, un hombre ordinario, es con su sentido común, el sentido de su propio mundo con lo que responde de la forma mejor al contraste.

Sancho es un rústico que cuenta, naturalmente, con la sabiduría natural del pueblo y se lo pasa a Don Quijote, sucediendo que entonces se cambian los papeles y va a ser Don Quijote el que ahora aprende de Sancho todo lo que es el valor humano simple, fuera de los demás conceptos con valores distintos que Don Quijote los lleva en su pecho.

De esa manera casi elemental, cada uno de ellos viene aprendiendo del otro, así como se da en la vida. Un escudero plebeyo y rústico como Sancho, procura aprender también de su señor lo que corresponde a un ilustrado y aristócrata Don Quijote, tal y como está en la historia…

Esta es, claro está, una casuística que se señala dentro del argumento de las novelas de caballería: el Señor y el paje. El ideal y lo ordinario. El Caballero y su escudero —por ejemplo— “…la invasión del realismo español en el género de ficciones” (Menéndez Pelayo-Anto, gral…p. 536).

NOVELA DE CABALLERÍA

La primera novela de caballería, aunque no lo menciona Cervantes en el escrutinio de la biblioteca, es el Libro del cavallero Zifar (mitad del S. XIV, cuyo autor es Ferrand Martínez, arcediano de Madrid en la iglesia de Toledo- ob.ct.p. ídem).

Menéndez Pelayo apunta que el escudero de Zifar de nombre Ribaldo, es el antecesor de Sancho Panza… —Cervantes no lo menciona… ¿Por qué…? quizás se lo calla de ex profeso… ¡Quién sabe…!—
“Ribaldo” pues, es el embrión de Sancho, que además, de Sancho, toma también  “—las continuas sentencias, no de los libros, sino de las proverbiales paremiologías—”. Menéndez dice que: —hay que llegar al Arcipreste de Talavera y a la Celestina para ver abrirse de nuevo esta caudalosa fuente del saber popular… que todo contrasta en Ribaldo con la fantasía de su señor “el caballero Viandante” seguida con su carácter sabroso popular, además de otros rasgos, como el de su carácter socarrón y ladino, igual como pasa con Sancho.

También hay que notar la  “cariñosa lealtad” de Ribaldo como la de Sancho, hacia la persona de su señor, además de acompañar a su señor y asistirlo en apurados trances…

COMPAÑERISMO Y HUMILDAD

En Sancho finalmente podemos notar su inclinación pueril por su rucio; la puerilidad es también una idealización con ese casi amor, que entra en el compañerismo que más que todo es humildad, y que aquí lo señalamos ahora, como final de esta pequeña disgregación… y es el pequeño suceso de cuando —Cap. XXII— Ginés de Pasamonte “acordó de hurtar el asno de Sancho… salía la aurora agregando la tierra y estremeciendo a Sancho Panza, porque halló menos su rucio”; luego cuando Sancho logra reconocer a Ginés le grita: “—¡Ha ladrón Ginesillo¡… deja mi prenda, suelta mi vida, no te empaches con mi descanso, deja mi asno, deja mi regalo. Huye puto, auséntate ladrón—”.

“Sancho llegó a su rucio, y abrazándolo le dijo: ¿Cómo has estado bien de mis ojos, compañero…? Y con eso lo besaba  y acariciaba como si fuera persona. El asno callaba y se dejaba besar y acariciar de Sancho sin responder palabra alguna”.

Cultura Don Quijote sancho archivo

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COMENTARIOS

  1. Mauricio Davila Wills
    Hace 9 años

    Sancho Panza esta representado, en la ya legendaria novela de Miguel de Cervantes “Don Quixote de la Mancha”, como el objeto e ideal materialista, plebeyo, interesado, pero no obstante, un magnifico ejemplar y fiel companero para una larga aventura caballeresca. Por ejemplo, hay pasajes de la obra, en la que Sancho Panza le “recuerda” a don Quixote en varias ocasiones: “A ver, mi senor, para cuando hayamos liberado esos lares, usted me dara la insula (isla, tierra) de mis visiones…”.

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