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Desigualdad sigue igual

Todos los años surgen innumerable paneles, conferencias, estudios, grupos de trabajo y libros sobre un problema que parece ser inabordable: por qué hay tan pocas mujeres máximas responsables ejecutivas, senadoras, socias de firmas legales, capitalistas de riesgo y magnates de fondos de cobertura, para no hablar de ejecutivas intermedias.

Todos los años surgen innumerable paneles, conferencias, estudios, grupos de trabajo y libros sobre un problema que parece ser inabordable: por qué hay tan pocas mujeres máximas responsables ejecutivas, senadoras, socias de firmas legales, capitalistas de riesgo y magnates de fondos de cobertura, para no hablar de ejecutivas intermedias. Una vez que se llega a los niveles más altos de instituciones poderosas en los Estados Unidos, es evidente que el panorama se vuelve abrumadoramente masculino.

A pesar de todos los recursos dedicados a explicarlo, la respuesta parece ser bastante simple. Datos de reciente difusión nos recuerdan que buena parte de esa respuesta reside en el hogar.

La Encuesta de Empleo del Tiempo de la Oficina de Estadísticas Laborales de los Estados Unidos (BLS, por la sigla en inglés) revela que el porcentaje de hombres y mujeres que participan en las llamadas actividades domésticas —cocina, limpieza posterior a la cocina y ocupaciones generales del hogar— apenas ha cambiado desde 2003, cuando la oficina empezó a registrar las actividades cotidianas de los estadounidenses.

Hace 11 años, el 63 por ciento de los hombres contestó que realizaba alguna tarea doméstica, mientras que en el caso de las mujeres la proporción era de 84 por ciento. En 2014, las cifras eran casi las mismas, según la BLS: 65 por ciento de los hombres y 83 por ciento de las mujeres. De esos hombres y mujeres, las mujeres dedicaron alrededor de 2.57 horas por día a las tareas domésticas en 2014, una declinación de nueve minutos en 11 años.

En el mismo período, el aporte de los hombres ha permanecido igual: en 2003 dedicaron 2.1 horas diarias a las tareas domésticas, mientras que en 2014 la cantidad fue de 2.11 horas.

MUJERES: CASI LA MITAD DE LA FUERZA LABORAL

La falta de cambios es sorprendente si se considera todo lo que ha pasado en ese período: las mujeres constituyen ahora casi la mitad de la fuerza laboral de los Estados Unidos; Hillary Clinton fue —y lo es nuevamente— una candidata presidencial viable; hay mujeres al frente de la Reserva Federal y el Fondo Monetario Internacional.

En cuatro de cada diez hogares con hijos, las mujeres son el único sostén, o el más importante. Lo asombroso es que sigan enfrentando dos techos de cristal, uno en el trabajo y otro en el hogar. Hasta que eso cambie, es improbable que aumente la cantidad de mujeres que alcanzan puestos de alto nivel.

Esa es la razón por la que Sheryl Sandberg, la santa patrona de las mujeres profesionales, lanzó una campaña llamada “Vayamos adelante juntos”, destinada a educar a los hombres en la importancia de compartir las responsabilidades domésticas para que las mujeres puedan desarrollar su potencial en el trabajo.

En un nuevo libro titulado I Know How She Does It (Sé cómo hace), sobre la forma en que las mujeres exitosas manejan su tiempo, Laura Vanderkam ofrece una explicación sobre la cantidad de mujeres que tienen altos cargos y sortean el problema del doble techo de cristal: tercerizan el trabajo menos calificado. “Las mujeres que están en la cima encargan todo lo posible online, contratan servicios de limpieza y cuentan con ayuda doméstica para la preparación de las comidas familiares”, escribió Vanderkam hace poco.

“Adoptan una actitud distendida en relación con las tareas domésticas o tienen en sus relaciones el poder económico para exigir ayuda a su cónyuge”. Por supuesto, para las mujeres que no pueden permitirse ejércitos de niñeras y amas de llaves —para no hablar de las mujeres que trabajan en ese tipo de tareas—, el problema sigue siendo frustrante.

Pocas presidencias

La cuarta edición del reporte Mujeres en las Juntas Directivas: Una Perspectiva Global, de Deloitte, “la representación de mujeres en directorios corporativos continúa aumentando, pero el número de mujeres que lideran las juntas directivas aún permanece bajo a nivel mundial”.

Según el documento, actualmente las mujeres tienen un 12 por ciento de las posiciones pero solamente el cuatro por ciento preside los directorios.

“Los países europeos continúan a la cabeza en diversidad de género en las juntas directivas, con Noruega, Francia, Suecia e Italia todas con altas clasificaciones. A nivel regional, los países en las regiones de América y el Asia Pacífico son los que han progresado menos”, indica Deloitte mediante un comunicado.

GISELLA CANALES EWEST

Boletin Economía Desigualdad mujeres archivo

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