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La asociatividad paga bien al campo

Pese a la distancia geográfica que separa a Paraguay de Nicaragua, estas naciones comparten dos realidades socioeconómicas similares: tienen altas tasas de población viviendo en la zona rural y el crecimiento de su Producto Interno Bruto está ligado estrechamente a la agricultura y ganadería.

Pese a la distancia geográfica que separa a Paraguay de Nicaragua, estas naciones comparten dos realidades socioeconómicas similares: tienen altas tasas de población viviendo en la zona rural y el crecimiento de su Producto Interno Bruto está ligado estrechamente a la agricultura y ganadería.

En Paraguay hay 6.8 millones de habitantes, de los cuales el cuarenta por ciento vive en la zona rural, en su mayoría en pobreza. En Nicaragua con 6.2 millones de personas, el 41.7 por ciento está fuera del área urbana. Y si bien ambas naciones sufren de altas tasas de pobreza rural, a diferencia de Nicaragua, Paraguay ha encontrado una fórmula que promete ponerle fin a este flagelo en el campo: la asociatividad.

Hace seis años Feliciano Torres Villalba decidió abandonar su tierra natal, en el distrito Repatriación, departamento de Caaguazú, Paraguay. Además de dejar a sus padres y hermanos, Feliciano, de 23 años, desertó de la escuela, donde apenas cursaba la secundaria.

Los ingresos del hogar habían caído junto con los precios de la mandioca o yuca en el mercado internacional. Los niveles de producción en la finca de unas seis hectáreas no eran capaces de soportar la sacudida de precio.

Fue por eso que este joven alistó sus maletas y se fue a Argentina huyendo de la desesperanza que había provocado en su comunidad el derrumbe del precio de la mandioca.

Allá trabajó en una empresa en control de calidad, y aunque ahora podía enviar dinero a su empobrecido hogar, su pensamiento siempre estaba en la tierra donde había dejado su ombligo.

Años después y estando en el exterior, Feliciano cuenta que su papá Joaquín Torres, le comentó de la llegada al pueblo de un proyecto de la Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), que a través del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Paraguay comenzó a organizar a los productores de la zona, los capacitó, los conectó con el mercado formal y le inyectó tecnología a la producción de mandioca.

Cuando Feliciano se enteró que los productores en Repatriación comenzaron a elevar hasta un cuarenta por ciento sus niveles de producción, que ahora vendían su cultivo a una compañía exportadora, que en lugar de sembrar a mano ahora lo hacían con maquinaria y que las fincas se estaban diversificando, él decidió regresar a Paraguay.

“Aquí sí hay futuro, en Argentina no lo tenía, por eso regresé porque ahora veo que las cosas han empezado a cambiar en Repatriación”, asegura Feliciano, con acento argentino y cargado de esperanza de que ya no necesita emigrar. Por eso, retomó sus estudios y se formará como agrónomo.

ELEVAN PRODUCTIVIDAD

Una esperanza que también invade a don Benito Vera Rodríguez, que después de 52 años de dedicarse a la agricultura, por fin hace dos años miró por primera vez en su finca gigantes máquinas que aran el suelo y siembran de manera automática estacas de mandioca. “Nuestras vidas han cambiado, hemos mejorado lo que producimos, y ya he logrado comprar unas cuantas cosas para mi hogar”, asegura, quien es dueño de diez hectáreas de tierra.

En el distrito Repatriación, a casi 200 kilómetros de Asunción, capital de Paraguay, el suelo es rojizo y fértil. La humedad es abundante y la tierra es suave, como una esponja.

Antes de asociarse a una cooperativa, Benito producía 15,000 kilos por hectárea, pero desde que usa el tractor para arar la tierra ha elevado su producción a 25,000 kilos por hectárea.

El uso de maquinaria en las fincas y la venta a gran escala a una empresa exportadora instalada en la localidad ha sido posible con la asociación de los productores. En el marco del proyecto del FIDA, las cooperativas están siendo dotadas de maquinarias, cuyos socios calendarizan el uso de estas durante cada época de siembra.

Amado Salvador Alonso, presidente del comité El Progreso, dijo que desde que se organizaron los agricultores de la zona también han podido sustituir la variedad de mandioca que cultivaban antes, por otra más resistente a la sequía.

Ante un grupo de periodistas que llegaron de todos los países de América Latina para conocer la experiencia de éxito de la asociatividad productiva en Paraguay, invitados por las Fundación Thomson Reuters, Amado explica que hay una variedad de mandioca que pesa más y tiene una sola rama, pero es vulnerable a la sequía, mientras que hay otra que produce menos mandioca, tiene varias ramas y es resistente a las variaciones del clima. Toda esta enseñanza hoy la manejan los agricultores de Repatriación.

Amado dijo que ahora que están organizados están planeando empezar a darle valor agregado a la mandioca para venderla hecha harina, lo que permitiría a los agricultores de la zona elevar sus ingresos y sortear con mayor facilidad la volatilidad del precio en los mercados internacionales.

“La idea es que como cooperativas vendamos la harina al Estado”, explica el líder gremial, y detalla que debido a que la producción de mandioca dura 18 meses, están enseñando a los agricultores a diversificar sus fincas.

El ministro de Agricultura y Ganadería de Paraguay, Jorge Gattini, explicó durante un encuentro con periodistas latinoamericanos, que mediante la asociatividad están logrando dotar a los productores con maquinarias, creando capacidades de acceso al financiamiento, elevando la productividad y transfiriendo tecnología.

Gattini dijo que su Gobierno está convencido que es “con la innovación tecnológica, la formación de capital humano y la inserción competitiva de los productores a los mercados” lo que ayudará a que los productores mejoran sus condiciones de vida y por ende se reducirá la pobreza rural.

Además, el funcionario señaló que uno de los grandes desafíos es elevar la productividad de los suelos, y eso es algo que se está haciendo de la mano con el FIDA. Muestra de esto, según Gattini es que hay productores en Paraguay que antes producían 12 toneladas de mandioca por hectárea y después de inyectarle tecnología a la finca cosechan 42 toneladas en la misma área de tierra.

No obstante, Gattini admite: “Como política nosotros tenemos que incrementar la productividad, que al incrementarla vos disminuyes el costo medio, se tiene que generar economía de escala para tener poder de negociar (…), mejorar la calidad de los suelos y la productividad de la mano de obras a través de la mecanización”.

Además en Paraguay se está trabajando en el desarrollo de plantas más resistentes y productivas mediante el mejoramiento de tejidos vegetales en los laboratorios del Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria (IPTA).

LA APUESTA POR LOS VIVEROS

También la organización de los productores en otras zonas de Paraguay está permitiendo que el Ministerio de Agricultura y Ganadería de este país impulse un programa de instalación de viveros, para proteger la producción de cítricos de enfermedades propias del cambio climático.

La meta del Gobierno es instalar unos mil viveros de alta tecnología, para garantizar que las familias en el campo no se vean severamente afectados por las variabilidades del clima. A cada uno de los productores se está garantizando préstamos reembolsable a cinco años.

MÁS FAMILIAS

La meta del Gobierno de Paraguay y el FIDA es ayudar a 14,500 familias que están en la zona rural a mejorar su condición de vida, con una inversión por 25.8 millones de dólares ejecutados entre 2013 y 2017. En este proyecto la asociatividad es la clave para el éxito del mismo.

Boletin Economía Nicaragua Paraguay productividad archivo

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COMENTARIOS

  1. vicente salmeron
    Hace 9 años

    en Nicaragua, las Cooperativas se han convertidos en mafias, mas sobretodo los dirigentes; cuando gano el Comandante Daniel, 8 cooperativas tuvieron acceso al BANDES y ahora solo queda CARUNA; las personas acá en Nicaragua solo se organizan por proyectos; se dicen q hay 5 mil cooperativas, de nada sirve q hayan muchas y estemos a la cabeza en Centro América, ya q no son verdaderas empresas económicas y sociales para hacer incidencia y ser parte del desarrollo social…

  2. vicente salmeron
    Hace 9 años

    es algo bonito la experiencia que vive Paraguay con el éxito que ha tenido en desarrollar lo rural, tomando en cuenta la asociatividad de los productores; actualmente en Nicaragua, el gobierno se ha olvidado de las cooperativas y no los culpo; ya que también estas han sido un fracaso total, lideres corruptos, los viejos tienen la mentalidad de los años 80, los jóvenes no quieren saber nada y son pocas las expresiones cooperativs que han quedado y que han demostrado seriedad, crecimiento y desarr

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