El costarricense Daniel Gil Trejos no solo ha tenido que enfrentar el suplicio de permanecer encarcelado en una celda de El Chipote, sino también las disposiciones cambiantes del sistema de justicia en el país.
Pese a que a inicios de julio la Sala de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) resolvió otorgar el cambio de medidas cautelares dándole prisión domiciliaria, que llevó a los familiares a alquilar un apartamento, al día siguiente, la misma Sala decidió pasar a revisión la misma resolución, “sin que existiera ningún tipo de recurso de apelación o revocatoria (…) ellos mismos se echaron para atrás, firmada por cinco magistrados”, sostiene Marcela Chacón, ex viceministra de Gobernación en Costa Rica y esposa de Gil Trejos.
Chacón llegó ayer al país por unas horas y al igual que le sucede a los familiares de presos nicaragüenses en El Chipote, pasó dos horas frente al portón principal de esa dirección policial, sin que le atendieran. Junto con ella estaban el embajador costarricense, Javier Sancho Bonilla, y el vicecónsul Álvaro Herrera.
“A mí me parece, como esposa y abogada (…), (que) este caso se ha manifestado de forma irregular y arbitraria en completa violación a la disposición de la Constitución de Nicaragua y tratados internacionales”, criticó Chacón.
“No puede ser posible que la Embajada y Consulado de Costa Rica en conjunto hayan enviado más de siete notas diplomáticas y consulares al Ministerio Relaciones Exteriores sin que a la fecha se haya respondido ni siquiera la del 27 de mayo, no puede ser posible tampoco que el Gobierno de Nicaragua no le responda a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) cuando solicita información para llevar a cabo una solicitud de medidas cautelares”, dijo Chacón.
El 25 de junio la CIDH dio a Nicaragua un plazo de siete días para que presentara un informe sobre el estado de salud de Trejos, aparentemente nunca lo envió.
En una sala de esa cárcel, Chacón pudo ver al detenido, a quien notó muy demacrado, que ha perdido unas veinte libras, le comunicó que lo están medicando para que duerma y para la ansiedad, lo cual le preocupa a ella por su condición de hipertenso.
El detenido le confió a Chacón que está recluido en una celda de tres por dos metros, alcanzan cuatro camarotes de cemento, sin nada sobre lo que puedan dormir con nubes de zancudos, y que la celda se inunda cuando llueve. En las mismas abundan los fuertes olores, son oscuras en las que tienen que permanecer las 24 horas del día, pues no pueden salir.
¿POR QUÉ ESTÁ DETENIDO?
La costarricense dijo que aunque no ha visto la demanda que tiene su marido en México y por la cual fue solicitada su extradición, se trata de un supuesto “fraude genérico”, pero alega que este no ha sido juzgado, y por tanto no le ha sido probado, por lo que no entiende por qué está recluido en ese tipo de cárcel, cuyo cierre ha sido solicitado.
En la nota de prensa 07/2015 emitida el 22 de junio por la Policía Nacional no especifica el delito por el cual el costarricense estaba circulado por la Policía Internacional (Interpol) y se limita a señalar que el 26 de mayo del presente año “se procedió a la detención de José Daniel Gil Trejos, de 55 años de edad, ciudadano costarricense, por estar circulado con notificación roja de Interpol siendo conducido a la Dirección de Auxilio Judicial y puesto a la orden de las autoridades correspondientes”.
Por largos períodos no le han permitido el ingreso de sus abogados ni personal de la Embajada de Costa Rica, violando la convención de Viena, de las relaciones consulares, sostuvo Chacón.
POR CIERRE DE EL CHIPOTE
La Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) anunció oficialmente ayer la campaña que mantendrá durante tres meses por el cierre de El Chipote. Así como la erradicación de la tortura en el país.
En una nota de prensa la CPDH señala que en las administraciones de la familia Somoza, así como en la década de los ochenta con los sandinistas, esas cárceles fueron usadas para torturar a sus adversarios políticos y en la última etapa del gobierno del presidente inconstitucional Daniel Ortega estas cárceles han sido utilizadas “no solo para hacer sufrir a sus adversarios políticos, sino también para acusados de otro tipo de delitos, en donde ha habido hasta muertos”.
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