Los candidatos republicanos a la Presidencia de Estados Unidos prometieron ayer, durante el primer debate entre aspirantes de ese partido, que en caso de llegar a la Casa Blanca protegerán la frontera y reducirán la inmigración clandestina.
Durante la sesión nocturna del primer debate del Partido Republicano a la carrera presidencial de 2016, los diez aspirantes de ese partido mejor ubicados en los últimos cinco sondeos advirtieron que los estadounidenses están frustrados y molestos por el ineficiente sistema migratorio.
“Hay organizaciones criminales penetrando nuestras fronteras del suroeste y necesitamos hacer algo al respecto”, dijo el gobernador de Wisconsin, Scott Walker.
De llegar a la Casa Blanca prometió “asegurar las fronteras, no amnistía (para los inmigrantes indocumentados) y avanzar en una amnistía legal que da prioridad a los estadounidenses”.
El magnate Donald Trump, quien marcha al frente en las encuestas con su estilo provocador y sus críticas hacia el sistema migratorio, reiteró su promesa de construir un muro entre México y Estados Unidos para frenar el flujo de indocumentados.
“Si no fuera por mí, no estaríamos ni siquiera hablando de inmigración ilegal”, respondió Trump al ser cuestionado por uno de los moderadores del debate, organizado por la cadena Fox, sobre los polémicos comentarios en los que calificó de “violadores” y “criminales” a los inmigrantes mexicanos.
“Tenemos que construir un muro y tiene que ser rápidamente”, enfatizó Trump, quien volvió a culpar a la prensa de haber distorsionado sus declaraciones sobre los mexicanos. El magnate ha abogado por la deportación de los 11 millones de personas que viven ilegalmente en Estados Unidos.
“No me importa tener una puerta bella y grande en ese muro para que la gente pueda entrar legalmente. Pero necesitamos construir el muro, necesitamos mantener a los ilegales fuera”, añadió el millonario.
“También creo que necesitamos una reja”, señaló el senador Marco Rubio, de origen cubano, para quien la “mayoría” de los inmigrantes que llegan ilegalmente a EE. UU. “no vienen de México”, sino de países centroamericanos como Guatemala y Honduras.
Jeb Bush, exgobernador de Florida y cuya esposa es mexicana, tuvo un mensaje para los indocumentados. El próximo presidente estadounidense debe proteger la frontera, señaló, pero para solucionar el problema “de una vez por todas” los indocumentados deben tener “una vía para obtener un estatus legal”. “Sin amnistía”, apuntó.
La inmigración se vislumbra como uno de los grandes temas de debate en la campaña presidencial.
10 candidatos republicanos, de entre 17, fueron seleccionados para el debate en función de su popularidad en las encuestas. Los restantes participaron en un debate, dos horas antes del principal.
Unidos contra Obama y aborto
Los precandidatos republicanos a la Casa Blanca culparon al presidente Barack Obama de debilitar a EE. UU. con su política exterior y alertaron de las amenazas que plantean China y Rusia.
Además se opusieron en bloque al acuerdo nuclear con Irán y prometieron poner fin a ese pacto inmediatamente si llegan a la Casa Blanca.
También coincidieron en que su receta para hacer crecer la economía sería eliminar la reforma sanitaria de Obama y aplicar rebajas de impuestos.
Sobre el tema del aborto se mostraron duros. Sin embargo, bajaron el tono con respecto al asunto del matrimonio homosexual, legalizado recientemente por el Tribunal Supremo.
Respecto al tema del terrorismo, rivalizaron a la hora de prometer mano dura contra los yihadistas del Estado Islámico (EI), aunque coincidieron en sus críticas al actual Gobierno.
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