La fresca generación pintada por el verdor se yergue en coro por iniciativa de las maestras Laura Barquero y Lidia Peña con atavío de violines, cello, guitarra y piano.
Las voces cantarán mucho del repertorio autóctono concebido para marimba y guitarra, aunque en el curso de la quimera adquieran el aroma de la flor hímnica con los auspicios de la Upoli.
El concierto estará iluminado por la formación coral prendida por la búsqueda de ponerle al tránsito folclórico—bucólico un nuevo rumbo: llevar a la fantasía celeste lo que de terrenal tiene el ritmo indígena, la traslación en estilos y arreglos distintos.
Protagonistas en el ejercicio de la exposición tonal serán las criaturas el 11 de septiembre, integrantes del Conservatorio de la Upoli en el auditorio del Bautista con el acompañamiento del pianista solista Rubén Zapata, Luís Calero estudiante laureado de guitarra en septimino de violines y cello, ponencias activas de la juventud como una muestra de que ella se conecta con la antelación pura de la niñez.
Las voces y la instrumentación concordantes pondrán en movimiento a los sones del güegüense, a las coplas nicaragüenses, al ramaje típico de El zanatillo, La mora limpia, El solar del Monimbó, al cariño en diminutivo de la Nicaragua, Nicaragüita y otras tarjetas de invitación plasmadas en el concierto coral con el reconocimiento de las memorias de Camilo Zapata, Justo Santos, Tino López Guerra, y de autores anónimos.