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Tras los pasos de Lupe Marín

Elena Poniatowska dedica su más reciente novela, Dos veces única, a Lupe Marín, la primera esposa de Diego Rivera a la que conoció durante una de sus muchas entrevistas periodísticas. Poniatowska recuerda como “gallarda y valiente” a la madre de dos hijas de Rivera, quien también fue esposa del poeta Jorge Cuesta.

Elena Poniatowska dedica su más reciente novela, Dos veces única, a Lupe Marín, la primera esposa de Diego Rivera a la que conoció durante una de sus muchas entrevistas periodísticas. Poniatowska recuerda como “gallarda y valiente” a la madre de dos hijas de Rivera, quien también fue esposa del poeta Jorge Cuesta.
El retrato que crea es minucioso y al mismo tiempo vívido gracias a documentos de la época y a su poder creativo. “Por eso es una novela, para tener la libertad de inventar”, dijo la autora en su casa, donde habló rodeada de libros y con su gato Monsi en el regazo de temas que incluyeron su nuevo libro (editado por Seix Barral), su oficio de periodista y la ola de reconocimientos que ha recibido últimamente.

¿Por qué se sintió atraída por Lupe Marín?

No puedes decir que tiene algún oficio, pero sí tiene mucho beneficio, porque es muy distinta, su manera de ser es muy distinta a la de otras mujeres mexicanas.
No fue buena mamá, fue notablemente buena abuela, pero no fue una esposa extraordinaria. Cuidó muy bien a Diego Rivera, pero cuidó muy mal a Jorge Cuesta, incluso se volvió como su peor enemiga. Es un ser humano distinto y eso fue lo que más me impresionó de ella.

Muy poca gente reconocea Jorge Cuesta. ¿Pensó en rescatar su figura al hacer esta novela? 

Sí pensé rescatarlo y sí me encantó él como figura, incluso me conmovió, porque él tuvo un hijo con Lupe, que Lupe maltrató muchísimo, justamente porque Lupe (lo) empezó a odiar… Jorge Cuesta es un personaje del que se habla mil veces menos que de Diego Rivera, pero yo creo que es un personaje fascinante.

El libro también recrea muy sabrosamente un México que ya no existe, como tampoco existe el México que usted conoció de niña. ¿Extraña algo de ese tiempo? ¿Cree que era mejor entonces o de plano siempre hemos sido un país sangriento? 

México se ha cubierto con más sangre. Ahí está lo que ha sucedido en Ayotzinapa, ahí están todos los secuestros, la falta de respeto por la vida humana. Antes decía la canción Camino de Guanajuato, “la vida no vale nada”, pero ahora de veras matan a la gente.

Dice que sus novelas Dos veces única, Leonora y Tinísima pueden ser un punto de arranque para destacar la vida de personajes fundamentales del país, ¿pero por qué escogió mujeres para abrir estas ventanas?

Porque todo mundo las olvida, porque nunca se habla de las mujeres, se habla muy poco de ellas. Lupe Marín sobrevivió a sus hombres.

En su caso, usted tambiénsobrevivió a su hombre. ¿Qué tienen las mujeres que permanecen más allá?

Tienen la cercanía con la tierra al dar a luz. …Alimentamos y eso nos da fuerza porque también al hacerlo nos alimentamos a nosotros mismos.

Cuando leo y escucho lo que dice en sus entrevistas me llama mucho la atención su humildad y su buen humor, como cuando dijo que esperaba no caerse como chango viejo al recibir el Premio Cervantes, o cuando aceptó que cometió un descuido con unas citas en su entrevista en el libro Borges y México que hizo enojar a la señora María Kodama. ¿Es algo que le ha costado aprender en la vida o siempre fue así?

Yo creo que es parte del carácter, tiene que ver con el carácter y también con la decisión, con la voluntad de decir “¿para qué voy a hacer mala cara?, ¿qué gano?” Mejor sonreír, mejor reírse. Al fin que todo es igual, todo pasa, hasta la ciruela pasa.

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¿Cuáles serían las enseñanzas más valiosas que ha adquirido con la edad?

El periodismo me ha dado todo lo que soy, todo lo que tengo, todo lo que sé se lo debo al periodismo. …Me da una gran tranquilidad ser periodista, me gustaría estar en tu lugar, tener mis hojas así en las patas y estar viendo mis preguntas y hacerla y pensar, “ay qué simpático es este viejo” o “qué chocante es esta vieja”, todo lo que uno piensa, eso me gusta; me gusta regresar a la casa y transcribirlo. Ahora todo se hace con grabadora, pero cuando yo empecé tenía que tener mi grabadora aquí (se señala la frente).

¿Algún mensaje para las autoridades que no protegen la vida de losperiodistas en México?

México es ahora uno de los países más peligrosos para los periodistas. Hay que hablar de eso y hay que denunciarlo.

¿Cómo se siente contantos reconocimientos otorgados recientemente?A veces digo “¡ay, pero para qué!”

Cuando yo estaba joven y bonita y caminaba rapidísimo y todo, ¿por qué no me los dieron entonces, con anticipación? Dónde que se me juntan al final de mi vida, pero los agradezco mucho porque es un reconocimiento a muchísimos años de trabajo.

Solo rechazó un premio, por La noche de Tlatelolco  (sobre la matanza de estudiantes de 1968).

Sí, porque yo pregunté que quién iba a premiar a los muertos. El Premio Xavier Villaurrutia, que lo dan los escritores… nunca lo fui a recibir.

MUNDOS

Adentrarse en la geografía de Lupe Marín es recuperar la Revolución y sus armas calientes, el costurero con su Singer, sus hilos y agujas, los arrayanes, el vértigo de los Contemporáneos, al gran Lázaro Cárdenas y su heroica expropiación petrolera. Es caminar por el mercado de La Merced e ir a pie al Monte de Piedad del Zócalo y a la Secretaría de Educación en la calle de Argentina, en el Centro Histórico. Es abrir la puerta del imponente despacho de Narciso Bassols y su educación socialista, asomarse al balcón del Palacio Nacional bajo el estallido de los cohetes y los fuegos de artificio, esquirlas de luz en la noche del Grito cada 15 de septiembre. Inclinarse sobre Lupe es descifrar la Biblia en los murales de los Tres Grandes pero también el dios mineral de Cuesta de la mano de José Gorostiza y el “torpe andar a tientas por el lodo” de su muerte sin fin. Lupe canjeó los brazos de un gigante subido en andamios por los de un desesperado poeta y alquimista que se movía —como él mismo escribe— en “un raquítico medio intelectual”.

 

Cultura Frida Khalo literatura México archivo

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