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También se intenta comprar al niño. Es posible caer en el error de pensar que el niño va a estar más feliz o que va a querer estar más con usted si lo colma de cosas materiales, pero en realidad ocurre todo lo contrario. LA PRENSA/FOTO:

Al margen de todo

Aprender cada día forma parte de la aventura de ser padres, un periplo en el que procurar a los hijos una infancia plena y feliz es el objetivo principal; la psicóloga Silvia Álava recoge en un libro los errores más comunes y las estrategias que mejor funcionan para tener hijos felices, incluso después de una separación.

Aprender cada día forma parte de la aventura de ser padres, un periplo en el que procurar a los hijos una infancia plena y feliz es el objetivo principal; la psicóloga Silvia Álava recoge en un libro los errores más comunes y las estrategias que mejor funcionan para tener hijos felices, incluso después de una separación.

La especialista explica en su libro que “muchos padres consiguen salvar sus diferencias individuales por el bien de sus hijos”.

Esto no implica que arreglen su matrimonio, pero sí que mantengan el objetivo principal: el bienestar del hijo. Estos son algunos de los errores a evitar para lograrlo.

Errores comunes

Los padres muchas veces involucran directamente al niño en la separación.

Álava asevera que compartir los motivos de la separación con el niño es uno de los errores en los que más se incide, por eso advierte que cuando el niño es pequeño no hay que contárselo porque no tiene el suficiente desarrollo madurativo para entenderlo, pero incluso cuando es mayor, tampoco le corresponde porque es un tema de pareja.

Otras veces, las parejas descalifican a la pareja. Cuando esto ocurre está perjudicando al niño, provocando que sea inseguro y sometiéndolo a tensiones porque “su principal fuente de seguridad son los padres, ya que son sus adultos de referencia”.

No hay que olvidar que “por muy mal que nos haya ido con nuestra expareja, no deja de ser el padre o la madre de nuestro hijo”, recuerda la psicóloga.

Asimismo, se debe dejar claro que no se pueden marcar tiempos para la asimilación. No hay un límite establecido para que el niño asimile la situación, cada caso va a necesitar un tiempo distinto. Los padres tienden a fijar tiempos en los períodos de adaptación que no se corresponden con la realidad del niño, que por su propio desarrollo cognitivo no tiene las estrategias que tienen los adultos.

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