Contrario a lo que aseguran los ganaderos, representantes de la empresa Lala niegan que Nutri Lety incumpla los reglamentos técnicos aprobados por el Consejo de Ministros de Integración Económica Centroamericana (Comieco) para la comercialización de lácteos en la región.
“Desde nuestro punto de vista no hay que cambiarle nada ni al empaque ni mucho menos al producto en sí, que es un producto nutritivo, inocuo, sano y muy accesible, solo basta mirar su contenido nutrimental”, afirma Miguel Schumann, director comercial de Lala para Centroamérica.
Representantes de la Federación de Asociaciones Ganaderas de Nicaragua (Faganic) y de la Cámara Nicaragüense del Sector Lácteo (Canislac) pidieron al Gabinete de Producción, Consumo y Comercio que obligue a Lala y a Centrolac a describir claramente en los empaques de Nutri Lety y Matilde, respectivamente, su contenido.
Pero al revisar los empaques de ambas se lee que son mezclas lácteas que contienen grasa vegetal y están enriquecidas con vitaminas, ácido fólico y hierro.
De Matilde los productores dicen que se hace con leche fresca, ya que muchos de los socios de estas organizaciones son proveedores de la empresa que la elabora. Pero consideran desleal que Lala use leche en polvo reconstituida para elaborarla, ya que al ser más barata desestimula el consumo de leche. Pero la empresa niega dicha práctica.
“El producto tiene un 73 por ciento de leche fluida, como lo explica la propia etiqueta”, asegura Schumann.
Además “este es un producto ciento por ciento nicaragüense, es el primer producto elaborado en la planta de Lala de San Benito”, dice Miguel Ángel García, subdirector de Relaciones Internacionales de Lala México.
En los últimos meses la introducción de este producto al mercado elevó en 26 por ciento el acopio de leche de la empresa Eskimo, que Lala adquirió a finales del 2014. Pasó de 26,000 galones diarios (98,410 litros) a 32,000 galones (121,120 litros).
Los ganaderos también quieren que estas mezclas no compartan estantes con la leche. Consideran que esto induce al consumidor a comprarla creyendo que es leche. García considera que al ser un aspecto que no está contemplado en los reglamentos, las tiendas tienen el derecho de colocar los productos donde quieran y los particulares no pueden pretender normarlo.
El problema radica, según García, en que muchos consumidores no leen y otros no entienden la información que contienen las etiquetas de los productos, por lo que es fundamental educarlos.
NO HAN PODIDO EXPORTAR
Los 6,000 galones (22,710 litros) adicionales que en los últimos meses comenzó a acopiar Lala se usan únicamente para abastecer la demanda interna de productos que se comercializan bajos las marcas Lala y Eskimo.
“No hemos podido exportar porque estamos en el proceso de certificación de la planta… necesitamos ser certificados por los países vecinos para poder exportar, estamos trabajando en ello, incluso con el Gobierno y otras autoridades”, explica Miguel Schumann, director comercial de Lala para Centroamérica.
Una vez que se logre la certificación de la planta de Lala en San Benito, Tipitapa, el actual acopio que es de 32,000 galones diarios (121,120 litros) seguirá incrementándose, incluso por encima de los 6,000 galones diarios en que creció recientemente. Pero también se requiere trabajar en la calidad de leche para poder competir con otros países, dice Schumann.
Hay que buscar la educación de los consumidores, para que lean la etiqueta y sepan entender lo que dice para que tengan un consumo responsable… esa es una responsabilidad de todos los miembros de la cadena”.
Miguel Ángel García, subdirector de Relaciones Internacionales de
Lala México.
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