Si el mandatario Nicolás Maduro pierde hoy el control absoluto en los comicios parlamentarios, su homólogo, el presidente inconstitucional Daniel Ortega corre el riesgo de que la cooperación de Venezuela llegue a su fin o que las condiciones actuales se modifiquen lo que supondría para la economía local un desafío, advirtieron ayer economistas consultados por LA PRENSA.
Además los exportadores nicaragüenses reconocen que si se les hubiese escuchado cuando insistían en que se negociara un Tratado de Libre Comercio con Venezuela, hoy no tendrían ningún temor de que el tratamiento especial que reciben de ese comprador llegue a su fin.
El economista Néstor Avendaño explica que de retomar la oposición venezolana el control en el Parlamento, el principal riesgo es que se proceda a “la suspensión del tratado crediticio, es decir el crédito petrolero tendería a desaparecer o a ser radicalmente reformado. ¿Por qué? porque el crédito petrolero aquí es una deuda privada, pero en Venezuela se aprueba en el marco del Presupuesto de la República Bolivariana, si fuera privada allá no habría ningún riesgo”.
Según cifras del Banco Central de Nicaragua, entre 2008 y 2014 en concepto de crédito venezolano, el país ha captado 3,303 millones de dólares. Y si bien la misma se maneja al margen del Presupuesto General de la República de Nicaragua, parte de esta se usa para financiar algunos programas sociales.
El diputado de la Bancada Alianza Liberal Independiente (Bapli), Enrique Sáenz, quien ve difícil que esta cooperación para Nicaragua se cancele “de un tajo”, asegura que “lo previsible es que una asamblea en manos opositoras (venezolana) presione por transparentar los términos de la ayuda y modificar la concesionalidad”.
¿Hay riesgo de que esa cooperación se convierta en deuda pública? Sáenz recuerda que “hasta ahora la versión oficial es que no existe cooperación petrolera gubernamental. Según los voceros del régimen la factura petrolera se paga como crédito a proveedor, en un plazo de 90 días. En consecuencia no hay deuda pública. Es Pdvsa, la empresa petrolera venezolana, la que concede un crédito concesional a una entidad privada nicaragüense, en este caso, Caruna. Se trata de una deuda privada. Así lo refleja una declaración de la Asamblea Nacional que apoyó la misma bancada orteguista. Si uno revisa los informes de cooperación externa del Banco Central también se dice que se trata de deuda privada”.
EL PLAN B DE NICARAGUA
A finales de octubre pasado, el asesor para Asuntos Económicos de la Presidencia, Bayardo Arce desveló que el Gobierno ya tenía un plan B en caso que la cooperación de Venezuela llegara a su fin. Entre las medidas que contempla es emitir deuda a nivel internacional, una idea que Avendaño considera desatinada, al recordar que si bien Moodys mejoró la calificación crediticia a Nicaragua, la misma continúa siendo considerada “basura” o muy especulativa.
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Para Avendaño al tener una nota especulativa no le sería fácil al Gobierno conseguir que alguien le preste quinientos millones de dólares -saldo promedio anual recibido en concepto de cooperación venezolana- a una tasa concesional. “No sabemos si vamos a encontrar a un inversionista que confíe en que Nicaragua le va a pagar, pero si lo hubiera porque en el mercado internacional hay financista irresponsables y financistas responsables, la tasa de interés sería mayor al siete u ocho por ciento”, precisa.
En este sentido, Sáenz considera que dicha medida sería “crucificar la economía del país, porque trasladar esa deuda privada a deuda pública, que es lo que se deduce de esa afirmación (de Arce) significaría cancelar toda posibilidad de desarrollo para nuestro país y descargar una pesada losa sobre las espaldas de la gente, en el presente, pero sobre todo para el futuro”.
PRESUPUESTO NO TIENE CAPACIDAD
Tampoco el Presupuesto General de la República podría absorber en su totalidad los programas sociales que se financian con la cooperación venezolana, coincidieron Sáenz y Avendaño y si se aplicara esa medida eso implicaría para el país un fuerte ajuste fiscal, incluso tocar las reservas internacionales.
“Obviamente, una eventual cancelación de la cooperación petrolera significaría cancelar estos programas porque el presupuesto no tiene capacidad de absorberlos”, precisa Sáenz.
Avendaño, por su lado, señala que si bien el país ha hecho reformas estructurales y está en mejor posición económica que hace diez años, lo que le da fortaleza frente al fin de la cooperación de Venezuela, tal como señala Moodys en un reciente reporte sobre la calidad crediticia del país, no es fácil conseguir 200 millones de dólares anuales a nivel internacional para poder cubrir el vacío que dejaría Venezuela.
El exministro de Hacienda y Crédito Público, Mario Arana insiste en que el país debe avanzar en mejorar el clima de inversión para hacer frente a cualquier posibilidad de que la cooperación venezolana llegue a su fin y también se debe fortalecer la institucionalidad del país.
Arana considera que todavía es muy prematuro determinar las repercusiones económicas para Nicaragua en caso de que en Venezuela la oposición controle el poder legislativo. No obstante, recordó que el Gobierno ha podido sortear con efectividad la reducción gradual de la cooperación producto de la caída del precio del petróleo a nivel internacional, lo que puede dar una idea de las implicaciones graduales que esto podría tener en el país.
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Sobre la posibilidad de emitir deuda a nivel internacional, Arana cree que el hecho de que país esté mejorando su posición crediticia y que ahora sea considerado un país de renta media le abre la posibilidad de conseguir nuevas fuentes de financiamiento en el mercado externo aunque en condiciones menos concesionales.
Arana insiste en que se debe transformar la matriz productiva y repensarse estratégicamente para mejorar su posición fiscal y su posición en la atracción de inversión extranjera.
EXPORTADORES PENDIENTES
Los exportadores también están pendientes de lo que pueda ocurrir en Venezuela hoy. René Blandón, directivo de la Comisión Nacional Ganadera de Nicaragua (Conagan) dijo que sería un duro revés para el sector ganadero que se ha beneficiado de buenos precios en ese mercado y cuya relación a dependido fuertemente de las voluntades políticas de ambos gobiernos.
“La verdad es que todo cambio preocupa, porque no sabemos lo que va a traer, nosotros esperamos que en un corto plazo esto no vaya a cambiar. Nosotros hemos venido tratando de ver cómo la industria busca otros mercados, los precios se han deprimido (…) Dios quiera que si hay cambios en Venezuela no se venga afectar nuestra economía, por eso nosotros hemos venido tratando, hemos dicho y luchado porque se haga un Tratado de Libre Comercio (con Venezuela) como ocurre con cualquier otro país”, afirma.
Mario Amador, gerente general del Comité Nacional de Productores de Azúcar, dijo que al menos el 20 por ciento del azúcar exportable se va a Venezuela y que en caso de cerrarse ese mercado se buscarán otros rápidamente, aunque admitió que si hubiese un tratado comercial habría más seguridad en el mismo.
Indicó que la ventaja con el mercado de Venezuela es que ofrece buenos precios, aunque estos posiblemente se puedan conseguir también en Estados Unidos.