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El troyano prudente

Homero, en los libros XII, XIII y XVIII de La Ilíada habla de Polidamante, héroe troyano coetáneo de Héctor, el hijo del rey Príamo que lidera los ejércitos de Troya y muere en combate personal con Aquiles.

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Homero, en los libros XII, XIII y XVIII de La Ilíada habla de Polidamante, héroe troyano coetáneo de Héctor, el hijo del rey Príamo que lidera los ejércitos de Troya y muere en combate personal con Aquiles.

Polidamante es un guerrero y consejero militar que se distingue por la prudencia y tiene además la facultad de la predicción.

Polidamante aconseja a Héctor no tomar decisiones que serían lamentables para Troya. Desde el comienzo del conflicto valora que la derrota de los troyanos es inevitable, a menos que Helena sea devuelta a los griegos, y con ella, los tesoros de Esparta que la bella reina se llevó con ella al fugarse con Paris.

Héctor y Paris rechazan con indignación los consejos de Polidamante, por considerarlos claudicantes. Tal vez por eso se dijo después que Polidamante había ayudado a los griegos a ganar la guerra. Pero lo mismo se dijo de Antenor, el anciano consejero del rey troyano, Príamo, el cual también recomendó que Helena fuese devuelta a los griegos para que estos ya no tuvieran motivo para seguir aquella guerra que a todas luces era desfavorable para Troya.

Polidamante era muy parecido a Héctor. Inclusive nacieron el mismo día y a la misma hora. Se diferenciaban en que Héctor era más aguerrido, pero Polidamante compensaba esa desventaja siendo más reflexivo, sensato y prudente, además de tener el don de la clarividencia. Y entre ellos había una profunda y sólida amistad.

Por eso Polidamante se tomaba la confianza no solo de aconsejar a Héctor, sino hasta de contradecirlo, y se atreve a confrontar a Paris, el arrogante hermano de Héctor que también es príncipe de Troya.

Cuenta Homero en La Ilíada que en uno de los momentos más candentes del último año de la guerra de Troya, cuando conducidos por Héctor los troyanos cruzan el foso y asaltan la muralla que los griegos han construido para la defensa de sus campamentos, se proponen avanzar hacia la playa para incendiar las naves del enemigo, aparece en el cielo una águila que lleva en sus garras un dragón, ensangrentado pero vivo.

El dragón no deja de luchar contra el águila, tratando de liberarse de sus poderosas garras. De repente, dice Homero, el dragón, “encorvándose hacia atrás hiere al águila en el pecho, cerca del cuello. El águila, penetrada de dolor, dejó caer al dragón en medio de la turba; y chillando huyó con la rapidez del viento”.

Polidamante vio una señal divina en aquel hecho que había estremecido a los troyanos que lo presenciaron. Y entonces el prudente adivino troyano le dice al comandante en jefe: “¡Héctor! Siempre me increpas en las reuniones, aunque lo que proponga sea bueno; mas no es decoroso que un ciudadano hable en las reuniones o en la guerra contra lo debido, solo para acrecentar su poder. También ahora he de manifestar lo que considero conveniente. No vayamos a combatir con los griegos cerca de las naves”. Y advierte Polidamante que así como el águila tuvo que soltar su presa antes de llegar al nido donde la esperaban sus hambrientos polluelos, del mismo modo los troyanos no podrían volver en buen orden después de atacar las naves del enemigo”.

Pero a Héctor no le agrada el consejo de Polidamante, lo rechaza y le increpa: “El mejor agüero es combatir por la patria. ¿Por qué te dan miedo el combate y la pelea? Aunque los demás fueran muertos en las naves griegas, no debieras temer por tu vida; pues ni tu corazón es belicoso, ni te permite aguardar a los enemigos. Y si dejas de luchar, y con tus palabras logras que otro se abstenga, pronto perderás la vida, herido por mi lanza”.

Otros consejos de Polidamante son menospreciados, hasta que Aquiles en épico combate logra matar a Héctor, con cuyos funerales Homero pone fin a su relato sobre la Guerra de Troya.

Lo que ocurre después de la muerte de Héctor, hasta el comienzo de La Odisea, lo narra el poeta Quinto de Esmirna, quien vivió entre los siglos IV y III de la época antes de Cristo, en su obra en quince libros titulada Las Posthoméricas, en las que menciona también a Polidamante e igualmente da cuenta de su prudencia y habilidad para predecir los acontecimientos.

Sin embargo Quinto de Esmirna no dice cuál fue el fin de Polidamante y al parecer nunca se supo. Por eso el sacerdote católico y eminente mitólogo mexicano, Ángel María Garibay, anota en su libro Mitología Griega que Polidamante “es uno de los que no se refiere la muerte y parece haber sobrevivido al desastre final”.

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