Es fácil identificar a Arnulfo Obando, no porque sea el más corpulento o el más veterano dentro del equipo de Román “Chocolatito” González. Obando es el que siempre está puntual en los entrenamientos, es quien en los campamentos despierta al resto, y por supuesto, es el único que en sus tiempos libres decide quedarse sentado en una mecedora con un cigarro encendido. A ese mismo hombre es el que The Ring Magazine nominó recientemente entre los cinco mejores entrenadores del 2015.
Obando es el encargado de aportar estrategias de boxeo a uno de los principales forjadores de emociones para Nicaragua: “Chocolatito”. Mientras dos hombres están transpirando sobre el ring, golpeándose sin pausa, Arnulfo debe ver lo que el público no, debe pensar más allá de un simple “bien hecho” y dar indicaciones que cambien la historia de una pelea. “Ser entrenador es tener cuatro ojos”, relata entre risas Obando.
Resulta superficial ver a Obando en la esquina del tricampeón mundial y decir que ese es él. Arnulfo ha pasado por todas las circunstancias de la vida, conoció la pobreza, y la ley de la vida la hizo entrar en su casa, trabajó en la construcción, pegando bloques bajo el sol y haciendo mezclas de cemento, estuvo en una carnicería, fue vendedor de ropa y comerciante en los mercados, y su último trabajo antes de estar plenamente en el boxeo era de cambista; “pasaba todo el día de pie cambiando dólares. Nunca me fue mal, siempre sacaba para la comida”, recuerda el amable adiestrador.
La consigna de Obando siempre ha sido el trabajo, por más que se cuestione su eficiencia, por más que no tenga un título, ni la creación de un boxeador desde su nacimiento. La lotería de la suerte lo escogió para seguir los pasos de “Chocolatito” y él ha sabido aprovechar su momento, proyectarse y encontrar su utilidad. Su rigidez proviene del ejército donde entregó parte de su juventud.
Con 53 años Obando recuerda los momentos en su debut como un profesional en los años setenta. “Hice tres peleas y las gané, después me retiré”. Obando quería ser ingeniero, eso quedó en la imaginación, ahora de su ingenio depende la evolución del “Chocolatito”.
Él ha estado en varias peleas de título mundial y en medio de su humildad se enorgullece de algo: “Fui el primer entrenador nacional en ser campeón del mundo en la esquina con un boxeador pinolero; me tocó con Eduardo Márquez ante Juan Mata en España”.
Desde aquel entrenador ansioso que dirigió a Román por vez primera en el 2010 ante Iván Meneses, se mantiene Obando como un retrato donde reclinarse.
DETALLES
Arnulfo Obando vive en Ciudad Sandino y siempre viaja a Managua para los entrenamientos y dirigir las corridas matutinas del campeón mundial de las 112 libras Román González.
Obando agradece a Leonel Acosta y Denis Morán porque ambos lo indujeron a que se hiciera entrenador de boxeo. Obando cuando empezó como entrenador vivía de la dádiva de algunos boxeadores. “A veces me daban solamente 10 o 20 córdobas a la semana”, recordó.