En la última apertura Wilton López estuvo dividido en dos. Primero apareció un lanzador que de estar en la cumbre se precipitó al ocaso, nada de relámpagos ni truenos en sus picheos. Todo lo que llegaba al plato era visto como una pelota de futbol y si no era así, el mismo Wilton se cortaba cada vez las venas con su descontrol en golpes y bases por bolas. Ese fue el retrato de lo que no es López, que la noche oscureció su parpadeante luz.
Hubo otra figura después del partido que sí era Wilton López, un pelotero que tenía vergüenza deportiva, que estaba atónito sentado en el dogout, viendo desfilar a sus compañeros al autobús, sin ansias de regresar a Chinandega, a la tierra que tenía puesta su fe en él.
Wilton admitió que tuvo una noche tenebrosa, pero al instante se declaró listo para cualquier relevo o buscar la revancha en casa. Esa mirada furtiva y esas declaraciones llenas de culpa evocaban que su espíritu está vivo.
“Yo estaba enfocado, pero no me salió nada como era. El beisbol es complicado. No me siento conforme, fui un desastre. Me sentía bien, relajado, yo decía que íbamos a empatar la serie y me salió todo al revés, mañana (hoy) estaré hasta de cargabate esperando cualquier cosa, para apoyar a mi equipo. Me siento frustrado y dando vuelta mi mente llena de cosas de lo ocurrido”, indicó López a Miguel Mendoza, de Radio La Primerísima.
ANSIOSO
Wilton López está ansioso por regresar al montículo a cambiar la imagen deprimente que se vio en el segundo juego de la semifinal ante los Gigantes. “Yo puedo hasta abrir mañana, pero el mánager no lo permitiría, así que estoy listo para ser relevo o cualquier cosa en la cual colabore en los Tigres”.
