Iniciamos 2016, un nuevo año, el cual plantea retos, oportunidades y desafíos para la comunicación y el desarrollo en Nicaragua. El fenómeno electoral supone el gran reto para que los medios como actores sociales y políticos logren abordar el proceso electoral mediante un diálogo transversal con los grandes temas estructurales. Frente a esta realidad contemporánea, cuál modelo de desarrollo caminará articulado con el proceso electoral, ¿será un modelo desde una perspectiva de crecimiento económico como tradicionalmente ha predominado más? ¿O en esta ocasión considerando que las elecciones presidenciales coinciden con el inicio de los nuevos Objetivos del Desarrollo Sostenible 2016-2030, tendremos una prensa con una agenda enmarcada desde un enfoque de desarrollo humano sostenible?
La experiencia de las coberturas electorales demuestra que cuando el abordaje de los medios se limita en función de los partidos políticos, y no para la ciudadanía y la institucionalidad, como consecuencia la agenda del desarrollo pasa a segundo plano. El tratamiento periodístico partidario se caracteriza por centrar su cobertura en función del candidato y programas asistencialistas pero que carecen de auténticas políticas públicas a favor del desarrollo sostenible, y pasa por alto la importancia de vincular y cuestionar la capacidad de gestión pública frente a los grandes temas como el desempleo, el cambio climático, la propiedad, la seguridad ciudadana, la migración, garantía de derechos humanos de niñas, niños, adolescentes, mujeres, personas de la tercera edad y diversidad sexual, vivienda, etnicidad, salud y educación. Algunos medios pasan por alto estas demandas por el conflicto de interés entre el candidato y los intereses del medio, asumiendo tímidamente que deben ser los candidatos quienes deben poner estos temas sobre la mesa, y no los medios, dejando escapar la oportunidad de representar la voz de la inmensa mayoría que viven bajo la línea de pobreza en Nicaragua.
La otra agenda que suelen tejer los medios en periodo electoral es la promoción de candidatos a favor de un paradigma de desarrollo basado en crecimiento económico. Algunos medios que se identifican con las ideas del mercado, son los que se encargan de priorizar esta agenda que a su vez intentan darle contenido a los candidatos, los cuales en términos retóricos exponen que únicamente mediante inversión extrajera directa e inversión nacional, seguridad jurídica, una integración regional económica y un estado facilitador a favor del capital, es que se resolverá la pobreza, omitiendo abiertamente el resto de capacidades humanas para alcanzar el desarrollo sostenible más allá de las cifras pero sin rostro humano (Sen: 1998). La agenda de crecimiento económico construida desde los medios de comunicación consciente o no, al final lejos de informar con pluralidad y diversidad, termina negando el derecho a saber de las audiencias y lectores en la medida que privilegian y delimitan una agenda para los candidatos a favor del mercado.
La centralidad de las elecciones en la agenda es inevitable debido a la cultura política histórica del nicaragüense (Álvarez Montalván: 2003), sobre todo porque cada cinco años se vive en un ciclo de tensión y polarización en periodo electoral (Gudynas, 2009), y en parte por la gran influencia que ejercen los medios en la opinión pública (Castells, 2009), este breve escenario, supone los desafíos que tienen los medios de plantearse una política informativa que supere el abordaje partidario por políticas públicas; y que asuman una agenda a favor del desarrollo sostenible que implica darle voz a la ciudadanía de participar y demandar a los candidatos su propia agenda a favor de la salud, educación, derechos humanos, cambio climático, diversidad sexual y etnicidad, etcétera. Los medios pueden hacer de estas elecciones una agenda a favor de la institucionalidad y el desarrollo sostenible en Nicaragua.
El autor es doctorando en Ciencias Sociales y Humanas, UCA.