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Que no haya otro 22 de enero

En un año electoral como es el 2016 es muy importante recordar la masacre del 22 de enero de 1967 en Managua y, sobre todo, reflexionar sobre sus causas y consecuencias.

Aquella jornada sangrienta dejó una gran cantidad de muertos y heridos. No hay una cifra precisa de cuántas personas murieron aquel día, masacradas por la Guardia Nacional, pero las estimaciones van de 1,000 a 1,500 personas.

Lo primero que hay que reflexionar acerca de la masacre del 22 de enero de 1967 es que esta tragedia ocurrió porque la dictadura somocista no quiso atender la demanda de la oposición de elecciones justas y transparentes.

La oposición cívica de aquella época estaba organizada en la Unión Nacional Opositora (UNO) y se inscribió para participar en las elecciones del 5 de febrero de 1967. Pero desde antes de comenzar la campaña política y en el transcurso de la misma, la alianza opositora denunció que un nuevo fraude era inminente a menos que se dieran garantías de justicia y transparencia electoral.

Con esa demanda como bandera principal se llegó al domingo 22 de enero de 1967, cuando la UNO cerró su campaña electoral con una gran manifestación popular que desbordó la Plaza de la República de Managua y se extendió lo largo de la Avenida Roosevelt y otras vías adyacentes.

Ante la inmensa multitud congregada en la plaza y las calles de Managua, el candidato presidencial de la oposición, Fernando Agüero Rocha, llamó al presidente de turno puesto por la dictadura, Lorenzo Guerrero, y al Estado Mayor de la Guardia Nacional, a que pospusieran las elecciones para mientras se negociaba la aprobación de las necesarias garantías de limpieza electoral.

Pero las dictaduras suelen ser sordas a esta clase de demandas democráticas y la petición opositora no fue atendida por el somocismo. El resultado fue que grupos armados que se encontraban entre la multitud dispararon contra miembros de la Guardia Nacional, que reaccionaron disparando a discreción contra los manifestantes que en su gran mayoría estaban desarmados.

Aquella tragedia del 22 de enero de 1967 no habría ocurrido si la dictadura somocista hubiera atendido la demanda de la oposición democrática, de que las elecciones del 5 de febrero de ese año fuesen transparentes y observadas por organismos internacionales confiables, lo cual permitiría abrir el camino a una transición democrática pacífica en Nicaragua.

Además, tampoco hubieran ocurrido la sangrienta revolución armada que derrocó al somocismo en 1979 y la contrarrevolución de los años ochenta, que causaron miles de muertos y una enorme destrucción material, si Nicaragua hubiera emprendido el camino de la democracia a partir de unas elecciones limpias y justas desde febrero de 1967, como lo pidió la oposición de aquella época.

Desde entonces han pasado 49 años, casi medio siglo. Pero no se aprende de la historia y la intransigencia somocista de no atender las demandas de la oposición democrática de garantías electorales, la está practicando ahora la nueva dictadura orteguista, que se empecina en no realizar elecciones justas y limpias con la absurda pero dañina pretensión de eternizarse en el poder.

COMENTARIOS

  1. Tapazos Matinales
    Hace 8 años

    clase mentirota de LA PRENSA que aun tiene ese resentimiento contra LOS LIBERALES, sus adversarios desde los tiempos de la GUERRA NACIONAL en los 1800’s, aun no nacia pero mi padre me contó esa historia, segun hubieron a lo mucho como 20 muertos y muchos heridos por la avalancha de gente que se les vino encima a los que cayeron al pavimento, segun datos forénsicos, la mayoria de los muertitos fueron por asfixia y APLASTAMIENTO. Debemos agregar 15 muertos de las fuerzas del ORDEN, estacionadas en el HORMIGUERO, todo comenzó cuando los conservadores comenzaron a DESTRUIR las tiendas de los COSEP en la avenida ROOSEVELT, un teniente de la POLICIA NACIONAL, comenzó a esparcir a la gente usando un camion cisterna del cuerpo de BOMBEROS y un par de mangueras, fue cuando un ex-guardia somocista el tal TEJADA, armado con una UZI, comenzó a disparar RAFAGAS a mansalva junto con otros terroristas zandinistas que se ESCUDARON en los manifestantes CONSERVADORES, eso mismo nos paso en la maldita insurreccion cuando nos usaban a la gente civil de escudos humanos, en los 80’s solo en NICARAGUA fueron 85,000 muertos en doce años de maldita dictadura nazindinista, alli no dicen nada, mas otros 85,000 muertos en EL SALVADOR por exportar la maldita robolucion, aun LA PRENSA sigue despues de muchas decadas trasgiversando esa “masacre” que a diario la vemos en las calles de la finca $andilandia cometidos por esta dictadura maldita la cual ustedes defendieron, nunca LA PRENSA ha mencionados como “sucedieron” esos acontecimientos, dejarian ser sandinistas hijos de don FERNANDO AGUERO

  2. Carlos(cm)
    Hace 8 años

    Para que piden q los ciudadanos opinemos si el bozal de la censura no lo permite, esto va contra la libertad d expresion q LP dice defender, o hay alguien q a sabiendas y por simpatia y apoyo politico al regimen censura a troche y moche?

  3. Nacho
    Hace 8 años

    Es meritorio retomar una fracción de un poema de Ruben Dario: “Abominad la boca que predice desgracias
    eternas,abominad los ojos que ven sólo zodiacos
    funestos […]. Ya incomodan y estorba a propios y ajenos esas predicciones pesimistas y esas comparaciones negativas con el pasado. La Historia nos debe servir para no repetir errores pasados, nos debemos animar y dar optimismo mutuamente. A mí ni a nadie le gusta el pesimismo, todos buscamos el progreso y con el esfuerzo de todos, esos tiempos nefasos no volverán. Que el hermano no haga la guerra al hermano, no nos matemos y trabajemos todos por el bien común sin individualismos mezquinos y hasta pecaminosos.

  4. Edmund Dantes
    Hace 8 años

    Mahatma Gandhi fue influenciado por Henry Thoreau en resaltar que la herramienta que siempre tiene una poblacion defenderse y atacar las injusticias de los gobernantes, es la desobediencia civil, que van desde no servirles comida ni darles servicio alguno hasta actos colectivosnde protesta pacifica. En Nicaragua olvidamos que lis buenos somos mas de 5 millones y los malos solo son algunos pocos miles. Que haremos ?

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