Aún se escucha el eco de las palabras de Hugo Chávez en Mar del Plata, Argentina, durante lo que fue la última reunión del Área de Libre Comercio de Las Américas: ¡Alca, Alca, Al Carajo!
El presidente Kirchner presidió la sesión final complacido por el fracaso del presidente Bush, quien según él, no pudo darle impulso a la visión del presidente Clinton sobre un Área de Libre Comercio que uniera ambos subcontinentes y las islas del Caribe. Un mercado único que sería capaz de competir con la Unión Europea.
Esa reunión marcó el fin del ALCA y surgimiento del Alba. Estados Unidos buscó otros socios democráticos y con Chile, Perú, Colombia, México y países asiáticos está por firmar APEC (Asia-Pacific Economic Cooperation) y con la UE el acuerdo EU-UE.
En la política del Alba se inscribieron para comulgar petro-hostias, los gobiernos del presidente Evo Morales, de los hermanos Castro, del presidente Correa, los de algunas islas del Petro-Caribe, de la presidenta Kirchner y del comandante Ortega, acompañados por intentos menos prolongados en Honduras, en El Salvador y los del obispo-papá de Paraguay.
Bien lo dijo la semana pasada el presidente Óscar Arias en su discurso ante la Asamblea de Venezuela: “Durante varios años, este país siguió un espejismo a través del desierto, hoy ha dejado de llover maná del cielo”. Él hablaba de Venezuela, pero puede aplicarse a Nicaragua.
Hace poco, los argentinos instalaron un nuevo amanecer en el Río de la Plata. Hoy los cubanos, con la complacencia del papa Francisco, están en plena luna de miel con los “pitiyankis”, haciendo los últimos arreglos para rescatar la isla del desastre bolivariano-soviético-castrista al que han estado sometidos durante más de cincuenta años.
Brasil está retrocediendo en los campos sociales en los que el presidente Lula había logrado avances. Ayer, en el altiplano plurinacional, la mayoría dijo no a la reelección, y hace poco el presidente Correa reiteró que no será candidato a reelegirse una vez que termine su actual mandato.
En Venezuela, un 75 por ciento del pueblo llevó a la oposición al Parlamento de la mano de un padrino valiente, y lo que comenzó con la muerte de Chávez se selló con la caída de los precios del petróleo: el ocaso del Alba.
En paisito se hacen urgentes esfuerzos por desligar Albanegocios S.A., de C.V.® de la Corporación Peptobismol® para poder rendir cuentas a los venezolanos sobre los usos y aplicaciones de los fondos aportados en la inédita cooperación entre el estado de Venezuela y la persona del comandante. Ojalá que la experiencia también sirva para que “la gobierna” aprenda a rendir cuentas a los nicaragüenses sobre los fondos provistos por ellos a través de sus impuestos. Lo que sí hay que dejar claro es que, debido a la naturaleza de esa relación que no era de país a país, Nicaragua no se hará responsable de esa deuda. Como dice la canción: “Ese muerto no lo cargo yo…”
Cerrar los ojos para no ver la realidad, es como cerrar las fuentes de datos verdaderos para que nadie cuestione los datos oficiales cocinados al gusto y antojo del gobernante. El abrupto despido del PNUD en Nicaragua es congruente con una política que cierra espacios a la disidencia en todos los campos. Lo que hizo la viceministra general de Cancillería es curarse en salud y matar al mensajero que trae malas noticias, pretendiendo transformar noticias malas en realidades buenas. Al contrario, el gobierno pierde una caja de resonancia para sus logros, ciertos o construidos en su imaginación, como lo había sido el PNUD desde 2007 y lo siguen siendo, en el cortísimo plazo, el Banco Mundial y el Fondo Monetario.
La conclusión que nos dejó Luis XIV de Francia es que cuando parece que el sol nunca se pone, es cuando la noche está más cerca.
Está por llegarte el ocaso. El ALBA dejó de ser una tentación.
El autor fue ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua.