Doña Elena García de Mayorga vivió los últimos 24 años de su vida peleando por lo que consideraba un sagrado derecho humano: sacar una silla mecedora a la acera de su casa y refrescarse por las tardes, como solía hacer años atrás.
Una mañana de 1990, perdió la paz para siempre: frente a su puerta estaba un tramo de madera con gente vendiendo verduras. A la izquierda, a la derecha, la fila de tramos se hizo incontable y donde antes solían caminar los niños rumbo a sus escuelas, habían frutas sobre canastos, comidas sobre trastos y fogones de piedras, cabezas de cerdo colgadas de ganchos de metal y visceras de pollos oreadas al aire libre con nubes de moscas zumbando sobre los malos olores flotantes en al ambiente.
Entonces ella y otros vecinos de lo que una vez fue el centro histórico de la ciudad de Jinotepe, empezaron una lucha desgastante: tratar de recuperar la ciudad que perdieron. Pero ella no pudo ver cumplido su sueño y murió en 2014 con una petición en los labios: que la velaran en su propia casa donde antes funcionó una tienda de zapatos.
Su último deseo no pudo ser cumplido. Los servicios fúnebres no pudieron entrar a la calle donde ella vivió y sus antiguos vecinos, parientes y amigos no querían entrar al mercado que rodeó su casa.
Así que su féretro salió en hombros entre el bullicio de los comerciantes, sorteando tramos de frutas, ropas, calaches y carnes, buscando un lugar donde fuese velada en paz.
No fue la única escena subreal: un párroco de la iglesia Santiago, tragada por el mercado de Jinotepe, reeditó la vieja escena bíblica de Jesús sacando a los mercaderes del templo.
Con feligreses y monaguillos como ejército, el párroco salió a la aceras de la iglesia a correr a los comerciantes que llegaron al sacrilegio imperdonable de interrumpir las misas para ofrecer cigarros, chiclets, caramelos, gaseosas y meneítos.
Su hastío era inevitable: Los cánticos e himnos a Dios se confundían con las rancheras de los vende discos piratas. El Ángelus de la tarde no competía con las baratas anunciando el remate de las verduras frescas y en vez de feligreses compungidos que llegasen a orar al Santísimo, quienes asistían eran apurados y fugases visitantes que depositaban heces y orinas por los cuatro costados.
¿QUÉ PASA EN JINOTEPE?
Nueve meses han pasado desde que se finalizó la construcción de la cuarta y última etapa del mercado nuevo de Jinotepe, Jorge Matus Téllez, pero el alcalde Mariano Madrigal hasta la fecha no da una explicación del porqué no se da el traslado de los comerciantes.
“Nosotros no vamos a tomar ninguna medida que no sea coordinada con ustedes, de eso tengan la plena confianza, no puede la municipalidad decidir de manera unilateral lo que se tiene que hacer, cuándo y cómo, hay que ponernos de acuerdo”, dijo Madrigal el 17 de julio del año pasado a miembros de la Asociación de Comerciantes del Mercado de Jinotepe (ACMJ) en el auditorio de sesiones de la alcaldía, adonde habían llegado los comerciantes a pedir, por enésima vez, que los trasladen.
Para esa fecha la ACMJ, a través de su presidenta Ana Cortés, explicó a LA PRENSA que para el traslado era necesario la compra de dos manzanas extras de tierra que están en la parte sur del nuevo mercado, para ubicar ahí a unos dos mil comerciantes informales, pero esa propuesta nunca tuvo avances.
Desde 2011 se ha venido discutiendo el tema de arrendamiento de los nuevos módulos, se había fijado en 300 córdobas la tarifa, pero quedó pendiente el pago de piso, agua y luz.
Según Cortes en el año 2013 que se realizó el primer censo, se contabilizaban alrededor de 1,200 comerciantes formales que serían trasladados hacia el nuevo mercado. Ahora 2,000 reclaman un espacio en el nuevo centro de compras.
¿IRSE O QUEDARSE?
El 25 de septiembre de 2015, Madrigal les expresó “está más cerca que largo lograr ese sueño de ocupar y trasladar a los comerciantes al nuevo mercado”, pero tampoco fijó una fecha.
Los comerciantes que a la vez residen en Jinotepe, se dividen entre quedarse o irse al nuevo mercado y mejorar el aspecto de la ciudad donde habitan.
Doña Eusebia Cristina Viva de 63 años, es vendedora de frutas y dice que tiene más de 20 años de estar en el viejo mercado.
>Ella es una de las que tiene temor de no vender nada en el nuevo mercado, pero que si le aseguran un espacio dice que se va.
“Yo tengo esperanza que me ubiquen, porque yo pago un boleto y no sería justo que no me tomen en cuenta”, expresó Viva.
Manuela López, otra vendedora de verduras, dice que quiere ser trasladada porque en invierno se inunda y quiere un lugar más sano y seguro.
“Para nosotros ha sido un sueño irnos, toda la gente vieja se ha ido muriendo y no han conocido el nuevo mercado, creo que también nosotros vamos por ahí”, dijo López, quien manifestó que tiene más de cuarenta años de ser vendedora.
SUEÑOS POSTERGADOS
Los más desesperados para que se resuelva ese problema de reordenamiento en las calles de Jinotepe y que esperan que se haga el traslado de los vendedores, son los habitantes que se han venido quedando encerrados en el viejo mercado que crece cada día.
Los nuevos vendedores improvisan sus tramos y los acomodan encima de las aceras y andenes de las viviendas, obstruyendo el paso de los peatones.
Son unas 100 viviendas del viejo cascor urbano las más afectadas.
“No resistimos ya esto, una noche usted no duerme aquí, son gritos, silbidos, suciedad, moscas y zancudos. Yo tengo que cerrar mi puerta a las seis de la noche porque el zancudero no lo soporto, aquí tenemos cucarachas y ratas que parecen gatos con la cola rajada de tan viejos, una perrería que no deja dormir”, dijo Eudomilia Bermúdez.
VECINOS CLAMAN POR SU COMUNIDAD
El 2 de octubre de 2015, pobladores de Jinotepe, en conjunto con el Comité Pro traslado del Mercado que en vida encabezó doña Elena García de Mayorga, integrado en su mayoría por mujeres de la tercera edad, hicieron un plantón afuera de la alcaldía para exigirle al alcalde Madrigal que hiciera el traslado de los comerciantes.
El ex alcalde jinotepino en el periodo 2009-2012, Oscar Tardencilla, opinó que si el mercado ya había sido terminado, no había nada más que esperar: “el traslado se debe de hacer de inmediato, porque la estructura se va a ir deteriorando y los mismos comerciantes van a solicitar que lo manden a reparar”.
“Yo no estoy en la alcaldía, no sé qué habrá pasado, pero nada más es coordinar entre los comerciantes y la alcaldía para que se haga el traslado, dos o tres días máximo”, refirió Tardencilla.
NOS SENTIMOS DEFRAUDADOS
El 14 de octubre de 2015, el padre Juan de Dios, párroco de la iglesia Santiago de Jinotepe se pronunció con el anuncio de que el mercado municipal nuevo, había sido concluido.
“A nosotros esto, nos causó alegría, porque pensamos que en verdad se iba a trasladar el mercado, hemos escuchado tantas promesas y nos sentimos defraudados, engañados, nos prometen y no cumplen, hasta cuándo se va a estar jugando con el pueblo”, dijo el cura.
De las seis entradas que había en la iglesia, por el aumento de los tramos que están sobre la acera, solo una ha quedado: la frontal. Y los feligreses y líderes religiosos tienen que esperar hasta más de una hora para poder ingresar o salir del templo. Aquellas procesiones de Semana Santa y diciembre, han desaparecido por falta de calles.
“Según la ley, los andenes son peatonales, no es para poner comercio, por tanto se está violentando la ley y quienes la violentan tristemente son las autoridades municipales que le vienen a cobrar impuestos a toda esa gente que está utilizando los andenes del templo. A nosotros nos están destruyendo y otros se llevan el dinero”, señaló el sacerdote.
El vicario explicó que los comerciantes que se oponen al traslado es por cuestión de comodidad, porque los que ya están instalados son los que ponen pretextos que en el nuevo mercado les va a ir mal.
NUEVO MERCADO ES PARA NOVECIENTOS COMERCIANTES
LA PRENSA le consultó al arquitecto Alejandro del Carmen Betress, sobre la construcción del nuevo mercado.
Este señor estuvo involucrado en las tres primeras etapas. Su función era verificar que las licitaciones se hicieran de una manera transparente y que con Madrigal se hicieron nuevas construcciones que no estaban contempladas ejecutarlas, sino a futuro.
Relató que ahora con la finalización de la cuarta etapa, no hay excusa para que el traslado de los comerciantes no se haga.
Expresó que en el nuevo edificio se cuenta con todas las condiciones y que el censo que maneja la alcaldía registra novecientos comerciantes legales, por lo cual la capacidad del mercado nuevo es adecuada al tener capacidad para 2,000 comerciantes.
Aunque algunos comerciantes que se oponen al traslado dicen que son 5,000 vendedores informales, Betress señala que la cifra es irreal porque “hay muchos vendedores informales cargados de canastos de frutas y verduras que llegan a las 5:00 a.m. y que se marchan a las 9:00 a.m.”.
El mercado nuevo lleva aproximadamente 20 años en organización. Se estima que se han invertido más de 100 millones de córdobas en construcción y mantenimiento, pero pese a estar construido, nadie puede explicar por qué las autoridades no dan el aval para su ocupación.
AUTONOMÍA MUNICIPAL HA DESAPARECIDO
El presidente departamental del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), Roberto Sancam, consideró que el traslado del mercado no se ha hecho porque la autonomía municipal en el país ha desparecido y porque ningún alcalde tiene la potestad o voluntad de cumplir con sus deberes, sino consulta antes con la primera dama de la República, Rosario Murillo.
“El alcalde de Jinotepe, Mariano Madrigal, tiene terror de tomar una decisión por su cuenta de hacer el traslado”, denunció Sancam.
Para él, detrás de la inacción de las autoridades lo que se refleja es un cálculo de populismo: “se le teme a la reacción de los comerciantes y a sus círculos familiares, porque los sandinistas asumen que puede ser una cantidad de votos perdidos para estas próximas elecciones”.
ALCALDE NO ASISTIÓ
El pasado 12 de febrero de este año, la Cámara de Comercio, Agricultura e Industria de Carazo (CCAIC), le hizo una invitación al alcalde para ver el reordenamiento del mercado, pero este no asistió a dicha reunión.
“Nosotros como cámara estamos preocupados que el traslado del mercado se dé lo más rápido posible por el bienestar del municipio y obviamente no solo del alcalde viene esa decisión, sino creo que ya se hubiese hecho, no me gustaría especular, pero creo viene de alguien que toma decisiones a nivel central”, expresó Aquiles Jaén, presidente de la CCAIC.
Para este líder de la empresa privada la solución es que se despejen las vías aledañas al viejo mercado y con la construcción de nuevos restaurantes y hoteles, se pueden generar fuentes de trabajo e incentivar el turismo, el cual se ha alejado de la ciudad al no contar siquiera con un centro histórico que visitar.
“Nadie va a venir a invertir en una calle que está tomada por comerciantes, donde no se puede parquear, esa es la parte que nosotros queremos, donde las oportunidades que se están dando en la cuarta región no se pierdan aquí”, indicó el empresario.
SEGUNDO PLANTÓN Y ALCALDE NO RESPONDE
Este recién pasado miércoles 13 de abril fue la segunda ocasión que un grupo de ciudadanos y el Comité Pro Traslado del mercado de Jinotepe realizaron un plantón a las afueras de la alcaldía para exigirle al alcalde que cumpla con su promesa de trasladar el viejo mercado hacia el nuevo.
Pero no fueron recibidos por Madrigal y este más bien pasó saludando en su camioneta a los manifestantes en una actitud de burla.
“Necesitamos a la mayor brevedad posible el traslado del mercado viejo hacia el nuevo, porque Jinotepe es un caos donde no se puede caminar y pedimos públicamente la renuncia del alcalde, porque desde que está ahí no ha hecho nada bueno, gana su sueldo y solamente calienta el asiento”, dijo doña Blanca de Flores, una de las pobladoras.
En esta actividad la gente que asistió fue poca, en su mayoría mujeres de la tercera edad, las que fueron silenciadas por unos parlantes que sonaban con gran intensidad supuestamente para alegrar a unos jóvenes que jugaban futbol en una de las calles del parque central, cerca de la alcaldía.
SUEÑO DESDE 1990
La exalcaldesa de Jinotepe Aura Lila Aguilar Román, (1990- 1997), asegura que fue ella quien dejó la idea de hacer un mercado nuevo, porque vio la necesidad de ampliar un espacio para ese fin porque en ese momento ya el comercio informal estaba afectando el centro de la ciudad.
“Estaba consciente que un mercado informal se podía tragar a la ciudad y que la gente que vive en esa manzana ya no podían ni salir, ni usar libremente el espacio público de las aceras”, dijo Aguilar.
Explicó que desde su administración se comenzó a gestionar el terreno y dejó tres planos gestionados.
Uno fue financiado con el BCIE, otro con el Grupo Sofonías y otro más. Asegura que dejó tres planos concretos.
El doctor Armando Rodríguez, quien fue alcalde en el periodo 1997- 2000, explico que dejó comprada cuatro manzanas de terreno para el mercado y los planos ejecutados, sin embargo estos planos fueron vueltos hacer en el periodo de don Tomas Guevara Enriques (q.e.p.d.)
Por su parte el ex alcalde de Jinotepe, Álvaro Portocarrero Silva, (2005- 2009), explicó que uno de sus retos en ese momento era dar respuesta al pueblo de una demanda histórica, que aun sigue vigente, como es trasladar el mercado viejo al sitio nuevo.
Dijo que encontró de la administración del doctor Tomas Guevara un avance que fue la cerca perimetral construida.
“Comenzamos con las transferencias municipales que eran muy pobres en ese momento a trabajar el mercado nuevo en la primera, segunda y tercera etapa”, sostuvo Portocarrero.
“Contratamos hasta la cuarta etapa inclusive de ese mercado y la primera que iniciamos fue con la empresa Baltodano y Compañía Limitada, que fue auditada por personajes notables del pueblo para la transparencia con que se adjudico la licitación”, señaló.
Don Álvaro agregó que en ese momento el censo era de entre 750 y 800 comerciantes y el nuevo mercado fue proyectado para 900 comerciantes, tomando en cuenta que hay unos que son esporádicos.
Dijo que además se realizaron los planos porque los que encontró de la administración anterior eran solo bocetos.
La administración Portocarrero dejó la cuarta etapa en manos de la empresa Hierro y Arte, la que al final terminó el contrato con la administración de Oscar Tardencilla Muñiz, (2009- 2013), sin embargo se estima hubo modificaciones a ese contrato, según Portocarrero.
“Ahora no puedo decir para cuanta gente tiene capacidad ese mercado nuevo, pero sabemos que la informalidad laboral del país, empuja a la gente a poner tramos en el mercado”, dijo.
“Tengo que admitir que el gobierno municipal es quien tiene la responsabilidad de trasladar el mercado. No hay una justificación por parte del gobierno municipal actual, como para no tomar la decisión de trasladarlo en base a la ley 40, que habla de autonomía”, señaló Portocarrero.
CARO MERCADO FANTASMA
El exalcalde dijo que su administración invirtió 80 millones de córdobas en las etapas que dejo terminadas.
Luego con fondos del Tesoro, se inviertieron 23 millones de córdobas más para ampliar la cuarta etapa.
Lamentó que a estas alturas esa gran inversión de cada administración se esté deteriorando sin que nadie se atreva a tomar una decisión.
“Este es un problema social y quien lo quiere enmarcar en el ámbito político yo creo que está enredado, porque más bien es de inercia e incapacidad del gobierno municipal para darle respuesta a una demanda popular”, señaló.
Jinotepe en la administración Portocarrero tenía 50, 000 habitantes. Hoy se estima que supera los 100 mil habitantes y de cuatro barrios históricos que tenía la ciudad, hoy se desplaza en más de 45 barrios, dijo el ex alcalde.
La parroquia Santiago se ha convertido en mercado y letrina pública, el parque central, las calles centrales y casi todo el poblado ha sido tragado por el mercado informal que ha creado un desastre ambiental en la ciudad.
Los consultados dijeron que el mercado ha dejado problemas de salud pública, porque el sistema de aguas servidas y negras esta colapsado en el mercado. Además que hay problemas de seguridad ciudadana, ambiental y exposición de personas al peligro porque hay una telaraña de alambres de energía y hacinamiento que a la hora de una eventualidad generarían problemas de evacuación.
