Coincidiendo, a propósito, con el Día de la Tierra, el Consejo Nacional para la Defensa de la Tierra, Lago y Soberanía Nacional realizará hoy, en Nueva Guinea, una marcha (la cuarta nacional y la 65 en general) contra el proyecto del Canal Interoceánico chino en Nicaragua.
El Día de la Tierra se celebra cuando están aumentando los efectos negativos del cambio climático global, de los que nadie puede escapar. En muchos países se sigue depredando la naturaleza, ya sea con fines de lucro o por la irracionalidad de quienes se resisten a cobrar conciencia del daño que hacen a los demás y a sí mismos, y del legado funesto que dejarán a las generaciones siguientes.
Científicos de gran autoridad advierten que el deterioro que sufre la naturaleza como resultado de la acción humana irresponsable tendrá consecuencias negativas a lo largo de centenares e incluso miles de años. Pareciera una exageración. Pero en un estudio elaborado por 22 eminentes investigadores de diversos países, se advierte que “debemos considerar que las emisiones humanas causarán un aumento de la temperatura y del nivel del mar que tendrá consecuencias a lo largo de varios milenios”.
En Nicaragua, esta vez la mejor celebración del Día de la Tierra es la marcha de los campesinos que viven en la pretendida ruta canalera. Ellos no solo defienden sus propiedades amenazadas por las expropiaciones confiscatorias según lo establecido en la Ley del Canal, sino también el medioambiente y en particular las aguas del Gran Lago de Nicaragua.
Los promotores del proyecto canalero dicen que la construcción del Canal será un gigantesco negocio que creará mucha riqueza y empleos. Aseguran que el Canal será la salvación del Gran Lago de Nicaragua, prometen reforestar todo el país y que este volverá a ser el paraíso natural que era en tiempos pasados.
Pero no demuestran que es verdad lo que dicen. Al contrario, los académicos y ambientalistas nicaragüenses que son reconocidos por su capacidad y honestidad y científicos prestigiosos de otros países señalan después de hacer intensos estudios que el Canal podría causar al lago y a todo el ecosistema de Nicaragua, un daño catastrófico e irreversible.
Al celebrarse hoy el Día de la Tierra es oportuno recordar lo dicho por el papa Francisco en su encíclica ecologista Laudato si (Alabado seas), acerca de que “la tierra es esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a todos (…). El principio de la subordinación de la propiedad privada al destino universal de los bienes y, por tanto, el derecho universal a su uso es una ‘regla de oro’ del comportamiento social y el ‘primer principio de todo el ordenamiento ético-social’”. Hay que hacerle caso a Francisco.