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Norwin Estrada

Sembrando agua desde la casa

Durante una demostración de campo que, hace algunos años, hacía un ingeniero amigo mío sobre técnicas de infiltración de las  aguas pluviales, me quedé gratamente sorprendido de las ventajas que señalaba mi amigo, de dirigir e infiltrar el agua de lluvia que cae dentro de los límites de las viviendas, hacia pequeños pozos de infiltración dentro de la propiedad, desde los cuales se recargan de manera efectiva y considerable, los acuíferos subterráneos.

Con mucho énfasis mi amigo señalaba: “Es inconcebible que, con lo costoso que resulta conducir el agua potable hasta nuestros hogares, dejemos perder el agua de las lluvias dirigiéndola hacia los tragantes de la calle, donde, finalmente, termina  contaminada al mezclarse con las aguas residuales”. Al respecto, considero que  tal aseveración tiene mucha validez puesto que, por el contrario, deberíamos desarrollar una cultura para mejorar el sistema de drenaje pluvial de nuestras casas, incluyendo canales y tuberías en los aleros de los techos y las áreas verdes de la vivienda, para redirigir las aguas precipitadas hacia un pequeño pozo de infiltración, cuyo costo sería irrelevante frente a los considerables beneficios que podría generar tal disposición.

Indudablemente, los managuas están cansados de que, cada año durante el periodo lluvioso, la ciudad se inunde por el desbordamiento de los cauces naturales y las tuberías para las aguas negras y pluviales, producto de: la escorrentía del casco urbano; de la incorrecta disposición de la basura de parte de  los ciudadanos, para lo cual se precisa alfabetizar a la población sobre el manejo adecuado de la basura; y de la mayor escorrentía, que, por causa de la incontrolada deforestación, se deriva desde las Sierritas de Managua en la zona Sur.

Obviamente el problema de la inundación debe ser tratado de manera integral, eliminando todas sus causas; pero queremos resaltar el tema de la escorrentía en el casco urbano, la cual bien podría minimizarse si, en cada vivienda, se infiltrase en el terreno el agua pluvial de las precipitaciones.

Con la infiltración de la lluvia, vivienda por vivienda, se contribuiría al control de las inundaciones de la ciudad, se dispondría de mayor cantidad de agua subterránea en el área de la ciudad y sus alrededores por la recarga del acuífero; y, en este sentido, cabe alertar que actualmente el nivel freático no cuenta con suficiente recarga y los numerosos pozos
localizados en el área urbana, se han deprimido, de modo que, si dicho nivel alcanzase una elevación inferior a la del lago Xolotlán, se invertiría el gradiente hidráulico y, en consecuencia, el agua del lago, en unos cuantos años, contaminaría y echaría a  perder el manto acuífero de Managua.

Naturalmente que el agua de lluvia que cae sobre los techos, también puede  conducirse, mediante canales y bajantes, hacia pequeños tanques de almacenamiento, enterrados o sobre el suelo, desde donde el agua puede ser utilizada para lidiar con las tareas domésticas de la casa, el aseo personal, el riego de los jardines y/o huertos familiares, y hasta el lavado de los carros; con esto se podría paliar, un poco, el problema de los cortes de agua, que cada vez son más frecuentes en la ciudad debido a la escasez del vital líquido.

Otra manera de sembrar agua, más allá del perímetro del casco urbano de Managua, es la reforestación de la cuenca de drenaje, que se extiende por el sur hasta Las Sierritas, creando una foresta que constituya una barrera capaz de reducir la velocidad de las corrientes, la erosión y arrastre de los sedimentos, disminuyendo, con esto, el tiempo de recorrido hasta el lago de Managua y permitiendo, que mayor cantidad de agua se infiltre en el terreno, con la consecuente recarga del acuífero subterráneo. Y, por supuesto, como un complemento a lo anterior, y dentro de un plan de desarrollo a mediano y largo plazo, habría que agregar un mejoramiento y rehabilitación de todo el sistema de drenaje de la ciudad a fin de aumentar las micropresas, la capacidad de conducción de los cauces naturales y el sistema de alcantarillado de las aguas negras y pluviales.
EL AUTOR ES INGENIERO CIVIL E HIDRAULICO

Opinión
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