Después de una larga espera donde los líderes de la congregación franciscana trataron de convencer a los feligreses que los restos del sacerdote franciscano Capuchino Evaristo Bertrand debían descansar en una cripta en Monte Tabor, Managua, finalmente la voluntad de los lugareños prevaleció.
La feligresía católica fue convocada a una misa de cuerpo presente a las 9:00 a.m. de ayer y se desbordó gente de todo el país, especialmente de los municipios donde el padre Evaristo llevó el evangelio, pero fue hasta las 4:00 p.m. que el padre Aarón Tercero Agurcia, en ausencia del líder de la Congregación Monseñor Pablo Smith, ofició una misa y se dirigió con centenares de católicos hacia el Cementerio Monseñor Madrigal de Mozonte.
Tras la misa, la congregación había decidido llevarse en un carro fúnebre el cuerpo de fraile Evaristo Bertrand (originario de Wisconsin) a Monte Tabor, pero esto no ocurrió.
A eso del mediodía de este martes, el carro fúnebre que había sido llevado para trasladar el cuerpo a Managua, fue sacado de Mozonte por la presión que ejercieron los feligreses, que además formaron una valla alrededor del ataúd ubicado frente al altar de la iglesia de San Pedro de Mozonte.
CON LA GENTE HUMILDE
Reynaldo Peralta, originario de Jalapa y sacristán en los años 60, sostuvo que el padre Evaristo merecía quedarse con la gente humilde con la que siempre compartió su vida, pero que había que tomar una decisión con sabiduría y para ello la Iglesia católica estaba en la obligación de escuchar a sus feligreses.