Para algunos el picante puede ser un ingrediente imprescindible en la comida, pero a veces el paladar necesita un respiro. Muchas personas cometen el error de ingerir agua para calmar esta sensación, pero solo provoca que se expanda por toda la boca. The Chile Pepper Institute asegura que la mejor opción para calmar el efecto del chile es tomar un vaso de leche fresca, helado o una porción de queso. “Los productos lácteos contienen una fosfoproteína llamada caseína, que ‘libera una batalla’ con las moléculas de capsaicina (compuesto orgánico del picante), las atrapa y las disuelve”, asegura la revista Quo.
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