La falta de inversión para investigación o proyectos novedosos son algunas de las causas por la que Nicaragua sigue en un profundo rezago innovador, que lleva tres años consecutivos.
En el Índice Global de Innovación 2016 Nicaragua desmejoró su calificación y apenas obtuvo 23.06 puntos de 100, muestra el informe anual de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), que lo elabora en conjunto con la Universidad Cornell, el Insead y asociados expertos.
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Durante el 2015 Nicaragua había logrado una calificación de 23.47 puntos en ese índice mundial, ubicándose en el puesto 130 de 141 naciones evaluadas. Este año se ubicó en el puesto 116 de 128 países en estudio.
En 2014 el puntaje logrado por el país fue 25.47, inferior a los 27.10 puntos obtenidos en el índice en 2013, el último año en que mostró mejoría en ese indicador (26.7 puntos en 2012).
A nivel centroamericano Nicaragua se ubica en la cola de la innovación.
“Invertir en innovación es fundamental para impulsar el crecimiento económico a largo plazo”, señaló Francis Gurry, director general de la OMPI.
“En la coyuntura económica actual, la prioridad de todas las partes interesadas es encontrar nuevas fuentes de crecimiento y aprovechar las oportunidades que ofrece la innovación a nivel mundial”, explica mediante un comunicado.
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Según el Banco Interamericano de Desarrollo Nicaragua destina 0.1 por ciento o menos de su Producto Interno Bruto en materia de innovación. El porcentaje es similar al que destina El Salvador, Guatemala y Honduras, aunque ellos tienen PIB mucho mayores. Costa Rica invierte el 0.47 por ciento de su PIB.
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DEBE SER CONTINUO
Y con el propósito que los países de la región puedan sacar más provecho de la innovación, Sara Fernández López, profesora del departamento de Economía Financiera y Contabilidad de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, de la Universidad de Santiago de Compostela en España, explica que es necesario un apoyo financiero “mínimo y continuado” porque a menudo los presupuestos que se destinan a investigación y desarrollo (I+D) se vinculan a la evolución del PIB.
“Esta vinculación plantea problemas fundamentales, tal es el caso de países con un PIB reducido, dada su menor dimensión, no destinan un volumen mínimo de fondos necesarios para garantizar una dotación de recursos humanos y financieros a la investigación básica”, refiere la especialista vía electrónica.
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Y también clasifica a aquellos países cuya dependencia del PIB, hace a la inversión en I+D sumamente dependiente del ciclo económico que tenga el país, razones por las que cree que es necesario que haya continuidad inversora para obtener resultados a largo plazo.
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¿En qué consiste la evaluación?
El Índice Mundial de Innovación de la OMPI constituye una clasificación de capacidades y resultados en materia de innovación en el que se toma en cuenta su función como motor del crecimiento económico y la prosperidad.
Este se calcula a partir del promedio de dos subíndices. Con el subíndice de los recursos invertidos en innovación se evalúan elementos de la economía nacional que comprenden actividades innovadoras agrupadas en cinco pilares: instituciones, capital humano e investigación, infraestructura, desarrollo de los mercados y desarrollo empresarial.
El subíndice de los resultados de la innovación refleja datos reales de dichos resultados, y se divide en dos pilares: producción de conocimientos y tecnología y producción creativa.
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