Prologado por el doctor Alejandro Serrano Caldera, filósofo en un país donde se piensa precariamente y de manera superficial, apareció en el 2010 un tomo grueso y responsable titulado Tiempos de historia con el revelador subtítulo de la barbarie en el hombre, firmando por el doctor Agustín Torres Lazo (fondo de promoción cultual grupo Invercasa).
En el capítulo XVI se evidencia que la especie humana no ha dejado de ser primitiva y no alcanza aún a ser humana, y eso nos conduce al capítulo XVII de, Torres Lazo, a unas lúcidas “reflexiones al margen de la historia”.
Después de los acontecimientos de estas primeras décadas del siglo XXI el libro no puede resultar más necesario. La humanidad toda está haciendo alarde de barbarie, de crueldad y aún la misma tecnología que debería de contribuir a las humanidades, está contra el humanismo, el humanitarismo y la humanidad.
Bien afirma el prologuista que “este magnífico libro que aquí presentamos y sobre el que hemos reflexionado sobre algunos de sus principales temas, nos deja, entre muchas otras, esas enseñanzas.
Su contenido es una descripción objetiva y rigorosa de algunos hechos esenciales y dramáticos y un mensaje a favor de la paz, la que solo es posible en una sociedad en la que rigen la razón, el derecho y la ética, como condiciones imprescindibles para resguardar la libertad, la equidad y la justicia entre los seres humanos”
Aunque ya sufrimos y sabemos en las diversas edades, desde el despertar espiritual al imperio de la ley, y máxime en el siglo XXI, la historia debería llamarse guerra: la ardiente guerra fría, la guerra caliente, las guerras mitológicas, las guerras interimperiales, las guerras ideológicas y religiosas, los tiranos y dictadores, las guerras civiles, lo más importante de este libro es su capítulo final, porque reflexiona y hace un llamado a la paz, a la armonía a la concordia entre los hombres.
Porque nos pregunta qué sentido tiene la historia, es decir, ¿Qué nos han dejado las experiencias de vida acumuladas por el ser humano, su barbarie por la posesión de un pedazo de tierra, la sangre derramada en la conquista de efímeros imperios, o el dolor de las guerras liberadas en nombre de los dioses creados por el mismo ? ¿Qué provecho hemos sacado.
Por otra parte, de sus inmensa capacidad creativa, de su maravilloso ingenio y excelsitud de pensamiento, desarrollados desde sus primeras épocas cognoscitivas hasta el tiempo en que vivimos? Si lo bueno y lo malo han convivido juntos en el interior de los hombres.
¿Cómo podremos conocer la exacta dimensión de su potencial espiritual, de su mayor o menor inclinación natural hacia lo uno u lo otro? ¿Y cómo evitar peguntarnos la clase de mundo en que viviríamos si en lugar de haber escogido la violencia para buscarle solución a nuestros problemas, hubiésemos optado por resolverlos usando la razón y la justicia?
Quizás, la mejor forma de acercarnos a la verdad sea explorando a fondo nuestros sentimientos, honestamente, sin temores ni hipocresías; hurgado en la conciencia de cada uno cuanto quisiéramos saber de nosotros mismo.
No hay prejuicio alguno en afirmar o negar que seres celestiales hayan creado el universo, ni que un dios solo o un panteón de ellos, sean los responsables de destino de cada uno de los seres humanos.
La religión como la fe y la libre facultad de aceptarlas o rechazarlas, son decisiones inalienables del individuo.
LA ÉTICA
Tiempo de Historia, de Agustín Torres Lazo, más que historia posee la densidad de la filosofía y la necesidad de la ética.
Prosa diáfana, de fácil lectura, pero no superficial, que nos evoca a los grandes pensadores de siglo XX y XXI, desde Sócrates a Fray Bartolomé de las Casas, desde escritores creativos a filósofos como José Ortega y Gasset. Bien venga este libro en una hora necesaria.
