Con este título se desarrolló el 8 de este mes en Santo Domingo, República Dominicana (RD), un foro organizado por la Comisión de Seguridad Ciudadana, Paz y Derechos Humanos del Parlacen, hasta hace poco presidida por el diputado Juan Cohén y de la cual formo parte, y el periódico El Día de ese país y un buen número de organizaciones nacionales e internacionales co-auspiciadoras del mismo.
El foro se desarrolló en tres bloques, en los cuales se abordó esta problemática que aqueja de forma grave a las sociedades de cada uno de nuestros países. El primer bloque trató el tema desde la visión regional; el segundo desde la visión nacional de RD y el tercero desde la responsabilidad social de los medios de comunicación.
Expositores muy bien calificados, de distintos países y distintas especialidades relacionadas con el tema, desarrollaron sus ponencias abordando con meridiana claridad los distintos ángulos de este flagelo; desde los factores estructurales y los situacionales, haciéndose recomendaciones para superarlos, hasta las medidas y políticas preventivas y represivas en desarrollo y otras a implementar.
Entre las causales estructurales se señalaron: la inequidad y la exclusión social, la pobreza, la falta de acceso a la justicia, la justicia tardía, la corrupción institucional, la impunidad, el abuso del poder, el irrespeto a los Derechos Humanos, poder civil débil, la falta de pluralismo político o la debilidad del existente, etc. Entre los factores situacionales se ubican: las condiciones de insalubridad, el mal alumbrado público, la falta de seguridad vial, etc.
Algunos datos que ilustran el escenario de inseguridad en la región fueron expuestos por los panelistas: en C.A uno de cada tres ciudadanos es víctima de un delito; por causa de la inseguridad Centro América pierde entre el 12 al 14 por ciento del Producto Interno Bruto; menos de la mitad de los afectados acuden a las autoridades a denunciar los delitos de que son víctimas; la mora judicial es del 16 por ciento promedio; la violencia intrafamiliar, el tráfico de personas con fines de prostitución y los feminicidios van en aumento; 70 por ciento de muertes violentas son cometidas con armas de fuego; América Latina alberga al 8 por ciento de la población mundial y en ella se cometen el 33 por ciento de los homicidios del mundo, siendo CA una de las regiones más violentas del planeta.
Especial atención despertó el interesante —por ágil, serio y crítico— coloquio entre los periodistas Orión Mejía, director de comunicaciones del Banco de Reservas de la RD; Fausto Rosario Adamés, director del periódico Acento Digital; Huchi Lora, Premio Nacional de Periodismo de RD; Diulka Pérez, periodista especializada en zonas de conflicto en Israel, presentadora estelar del Informativo Tele Antillas y excorresponsal de CNN para Haití y RD; Pablo Mckinney, Consultor de Comunicación Estratégica y Rafael Molina Morillo, director del Periódico Tiempo.
La objetividad y la independencia en el ejercicio de la profesión, a la hora de informar sobre temas de la inseguridad, la resistencia frente a los grupos de poder, para evitar ser cooptados por estos, la lucha contra la corrupción en el gremio, entre otros aspectos, fueron abordados con claridad de criterios y actitud sincera defensora de la ética profesional. Con todo y esto, se reconoció que “la corrupción ha entrado como un virus”, también en el patio de los comunicadores.
Me correspondió hacer los comentarios finales y leer las conclusiones de este importante evento, a través de las cuales se exhorta a los gobiernos, órganos legislativos, instituciones de nuestros Estados, organizaciones de la sociedad civil y grupos de poder económico a asumir con seriedad y alto sentido de responsabilidad esta urgente tarea, atacando a fondo las causales estructurales, tales como: la consolidación de los procesos democráticos y el Estado de Derecho, la implementación de políticas tributarias más equitativas, fortalecimiento de las instituciones de Gobierno y Estado, promoción de oportunidades económicas para los más pobres, reducción de las desigualdades y vulnerabilidad de la pobreza extrema, promover los derechos de las mujeres y la igualdad de género, trascender las acciones represivas, (como las “Mano Dura o Súper Dura”) yendo al fondo del problema con la definición de estrategias y políticas de Estado nacionales y regionales, en el marco de la Estrategia de Seguridad de Centroamérica (ESCA) que permitan a mediano plazo ganarle la batalla al crimen en todas sus manifestaciones.
El autor es general retirado, diputado al Parlacen.