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Darwin Martínez

Darwin Martínez junto a su abuelo Brígido Calero, quien estaba contento de que su nieto fuera a representar a Nicaragua en el Mundial de Rusia. LA PRENSA/CARLOS VALLE

Darwin Martínez, incansable luchador de la vida

Darwin ha hecho de todo para sobrevivir. De momento aprende a cortar pelo en un curso de Barbería impartido en un instituto técnico.

¿Qué vida es fácil? Ninguna. Pero hay unas más duras que otras. Eso lo sabe Darwin Martínez, a quien la vida lo colocó del lado de aquellos que pelean desde temprano por el derecho al pan y por creer que la pobreza es solo una condición momentánea a lo largo del camino.

Para quien lo ignora, Darwin es un boxeador amateur de 18 años que este domingo viajó a Rusia para competir en nombre de Nicaragua en el Campeonato Mundial Juvenil de Boxeo, donde se congregarán, por decirlo de algún modo, los futuros campeones olímpicos. Cualquiera que lo vea pensará que su trayecto ha estado libre de frenos, pero no, sus logros están cimentados en el esfuerzo y la valentía.

Darwin ha hecho de todo para sobrevivir. De momento aprende a cortar pelo en un curso de Barbería impartido en un instituto técnico. Ya algunos clientes le llegan a tocar la puerta de su casa en el barrio Las Américas Uno. También entiende de herramientas y de repuestos, porque un tiempo atrás reparó bicicletas en el Mercado Israel Lewites, en un tramo propiedad de un tío suyo.

Con lo que gana, Darwin paga su comida y la de su abuelo, y como mago debe estirar cada córdoba para completar el pago de las facturas de luz y agua. Es un muchacho, pero sus cargas son las que en otros hogares las llevan los adultos. No haber nacido en cuna de oro lo obligó a madurar antes de tiempo.

Su lucha diaria

“Vivo solo con mi abuelo, se llama Brígido Calero. Él no trabaja porque es un anciano, que recibe una pensión mínima. Con el dinero que ajusto nos mantenemos. Es difícil vivir con poco, pero se puede salir adelante. La Federación de Boxeo me pasa una ayuda mensual y mi meta es ser alguien en esta vida, amo el boxeo y quiero ser el primer campeón olímpico de Nicaragua”, contó Darwin, dos días antes de viajar a Rusia.

Por las noches estudia el quinto año de secundaria y piensa entrar el próximo año a la universidad para graduarse en Administración de Empresas. Cada día se despierta de madrugada para entrenar con los primeros aires, guiado por el cubano Pedro Nieves, luego vuelve a su casa y antes de regresar por la tarde al gimnasio, busca opciones para ganar dinero. Sin embargo, en la vida de Darwin hay más días malos que buenos.

“Este muchacho me sorprende. Tiene un optimismo gigantesco. No se deja vencer por nada. Hay momentos en los que no tiene que comer, pero sigue, y me dice: ‘Profe, yo voy a llegar largo’ y se lo creo, ha llegado largo y no ha nacido en cuna de oro, por eso lo que ha logrado tiene doble mérito”, dice de él Nieves, su adiestrador desde hace dos años.

El inicio de Darwin

“Finito”, como llaman a Darwin en este deporte, tiene un primo boxeador que lo llevó al gimnasio cuando tenía 7 años.

“Me gustó tirar golpes, él me motivaba y así me fui quedando, hasta que caí en las manos del entrenador Marlon Altamirano, con quien trabajé siete años, y después me tomó el profesor cubano Pedro Nieves, quien me ha ayudado a ser mejor cada día”, dice.

Hasta el momento el logro más importante de Martínez ha sido conseguir la medalla de plata en el Campeonato Continental Juvenil, celebrado en el mes de septiembre en Costa Rica. “Ahora me toca darlo todo en el Mundial”, apunta ilusionado el capitalino.

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