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Aproximación al fenómeno

¿Por qué ganó Trump? Casi todos lo daban perdedor: para el premio Nobel Mario Vargas Llosa era imposible e impensable, no que Trump llegara a ser presidente de los EE. UU

¿Por qué ganó Trump?     Casi todos lo daban perdedor: para el premio Nobel Mario Vargas Llosa era imposible e impensable, no que Trump llegara a ser presidente de los EE. UU., sino que consiguiera ser candidato de los republicanos. “El pueblo norteamericano es profundamente democrático” argumentó en Charleston, Carolina del Sur, en octubre 2015, en Asamblea de la SIP el reconocido escritor peruano.

Vi y oí a algunos analistas internacionales algo más calmados por el “discurso conciliatorio” de Trump, posvictoria. Ahora, ¿qué esperaban? ¿Que saliera diciendo —tipo Maduro— “los que no me votaron ahora la van a pagar muy caro”? Es natural que dijera lo que dijo.
Lo que hará, para empezar, en el peor de los casos no iría más allá que lo que él mismo ha anunciado. Y esto sin olvidar que una cosa es Trump candidato y su campaña, y otra es Trump presidente. En EE. UU. como en cualquier lado los candidatos pueden prometer y decir cualquier cosa, pero llegado al Gobierno es diferente: hay que gobernar. Y hay que hacerlo con lo que hay. No se puede hacer cualquier cosa, aunque se quiera.

Además Trump fue electo presidente y no dictador. Y admitámoslo: EE. UU. es un país donde las instituciones, los poderes republicanos y la ciudadanía son válidos y respetables. (Y esto sin tener en cuenta el “aparato” o el “stablishment”, que ahí está).
Lo que hay de cierto por ahora es poco.    Está el caso de las encuestas. Fallaron otra vez: pasó en Argentina, en el Reino Unido, en Colombia.

¿Es que los encuestadores se han vuelto brutos? Creo que no, pero parecería que como ocurre con los virus que se acostumbran a los antibióticos, mucha gente se resiste a las encuestas. Oculta su opinión ya sea por indiferencia, por enojo, por inconformidad o por cansancio y rechazo a lo mismo de siempre y a los nuevos dueños y popes de la sociedad civil.     De ahí las sorpresas: “Brexit” (Reino Unido), No (Colombia) y Trump (EE. UU.).

Tampoco es cuestión de las redes.  El impacto Trump fue él mismo, ante la gente, con payasadas, insultos, falta de respeto a lo que se le ocurriera, lo que a su vez era “destacado” por los medios tradicionales a los que atacaba, los hacía enojar y estos le daban más vida.

Trump no fue el primero —ni será el último— en atacar a la prensa y a los periodistas. Siempre hemos sido “chivo expiatorio”, para políticos y gobernantes y para todos los que le quieran echar la culpa a alguien porque le sale mal alguna cosa.
Pero Tump los hizo entrar por el aro. Y fueron sus principales promotores. En contra de Trump hubo 239 diarios y 131 semanarios y a favor 13.

Será que ya no sirven para nada. No es así: en mi opinión sigue siendo la que fija y respalda la agenda. Ahora,  si se pierde el equilibrio, si aparecen los sesgos, si se deja de informar lo que ocurre, para difundir solo lo que nos gusta de lo que ocurre, o peor, lo que nos gustaría que ocurriera, entonces todo cambia. Se pierde la credibilidad, y se pierde todo.

Quizás demasiada soberbia y poca autocrítica. Las cosas que dijeron de los pobres ingleses o de los que votaron por el No. Lo que se dirá ahora de los gringos: ¿seguirá siendo “un pueblo profundamente democrático” como decía Vargas Llosa?

Lo cierto es que Trump ganó y lo hizo contra el caballo del Comisario. No recuerdo caso anterior en que un presidente de EE. UU., no reelegible, participara tanto y con tan poco disimulo en la contienda.     Obama fue el gran derrotado. Trump es producto de su obra, de su gobierno, de lo que hizo, además de las frivolidades y algunas estupideces: quince días antes de las elecciones flexibilizó más la política con Cuba y hasta por primera vez EE. UU. no votó el embargo en la ONU. ¿Cuántos votos le sumó en la Florida a Trump?   Si Hillary hubiera ganado allí, Trump no habría llegado a los 270 electores. Por qué no esperó dos semanitas. Electoralmente hablando fue una estupidez.

Se dice que fue un voto contra las minorías. No sé si contra, pero es muy posible que fue un voto generado a partir de las minorías, de los abusos y de la condición de intocables y privilegiadas por obra del Gobierno, a costa de los derechos de una mayoría cada vez más empobrecida y marginada y que además tiene que “bancar” a aquellas.
Puede que haya mucho de ello. Es notorio que hay cambios en la gente, los que no los detecta ni las encuestas ni la prensa ni las redes, pero que están allí a la espera de quienes se den cuenta y los exploten. Para bien o para mal.

El autor es periodista uruguayo. Fue presidente de la SIP.

Columna del día Donald Trump EEUU Mario Vargas Llosa archivo

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