El entusiasmo era desbordante. También el nerviosismo. Marvin Benard, a quien solo conocíamos a través de los periódicos y la televisión, se alistaba para debutar con el Bóer en el beisbol nacional. Los fanáticos podrían tocarlo. Sentirlo cerca. Y llegaron en una enorme cantidad aquella tarde del 16 de enero de 1999 al Estadio Denis Martínez.
Benard me había pedido le estableciera los contactos para jugar en Nicaragua. Venía de batear .322 en 121 juegos en 1998 y Emmett Lang, presidente del Bóer, lo acogió con afecto. Cuando vi el estadio lleno, fui donde Marvin y le dije: loco, ¡buscá como batear! Esto está lleno.
Y Benard debutó con un doblete hacia leftfield ante Julio Ráudez, mientras el vetusto coloso de concreto se agitaba con un entusiasmo hasta ese momento desconocido. Los boeristas ya eran como ahora: solo llegan en las Finales, pero esa vez, Marvin convirtió un juego intrascendente, en una gesta inolvidable, mientras el Bóer vencía 10-9 al San Fernando.
Benard agitó la liga. Donde se presentó fueron llenos a reventar. Actuó en 13 juegos y terminó con promedio de .462 (52-24) con seis dobles, un triple y dos jonrones, 21 anotadas y 15 empujadas. Recibió diez bases y siete ponches, con cinco robos.
Después de esa experiencia aquí, Benard tuvo su mejor campaña en las Mayores: .290, 16 jonrones y 100 anotadas, a pesar del temor, del pesimismo y los malos augurios que muchos expresaron antes de su debut.
Diecisiete años después, los fanáticos se alistan para recibir a Cheslor Cuthbert de los Royals, quien será apenas el segundo jugador de posición activo, que actúa en el beisbol nica. Debe ser un espectáculo y el estadio debe volver a cobrar vida.
Es importante señalar, que Benard jugó en Primera División, mientras que Cuthbert lo hará en la Liga Profesional.
Twitter: @EdRod16