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Norwin Estrada

Los héroes anónimos del Ineter

En todos los países del primer mundo las instituciones privadas y estatales que se dedican a la enseñanza y a la investigación científica, para cumplir su misión disponen de holgados presupuestos y de un personal del más alto nivel académico, conformado de profesionales graduados con las más altas calificaciones y que tienen los mejores salarios a los que una persona podría aspirar. En parte, como consecuencia de lo anterior, estos países han alcanzado los más elevados niveles de desarrollo, lo cual le permite a sus ciudadanos vivir con holgura económica en el más deseable confort material.

Por muchos años hemos visto, en Nicaragua, instituciones como el Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter), una institución estatal dedicada al estudio e investigación de los fenómenos naturales que ocurren sistemáticamente dentro de nuestro territorio nacional, ser tratadas como la cenicienta del cuento, asignándoles raquíticos presupuestos y otorgando a sus empleados los más bajos salarios posibles que se pueden identificar en este país. Ineter, mediante sus numerosas direcciones específicas y sus redes sismológica, meteorológica e hidrológica, se dedica a la investigación de la vulcanología y la geología del subsuelo; estudios meteorológicos, como la medición y determinación de la temperatura, la radiación solar, la humedad relativa, la evapotranspiración potencial, etc.; estudios hidrológicos e hidráulicos de nuestra red hidrográfica y de los cuerpos de agua dulce y salada; estudios cartográficos, a partir de la aéreo fotogrametría, y otros.

En la medida que Ineter proceda en su misión para obtener resultados con una visión de excelencia, en esa misma medida podremos analizar la factibilidad técnica, económica, ambiental y social de nuestros potenciales proyectos de desarrollo, para luego desarrollarlos con la certeza de que no estaremos construyendo elefantes blancos que estigmaticen nuestro desarrollo, a nivel nacional.

En este sentido, cabe señalar el famoso Canal Interoceánico, cuyo polémico estudio ambiental desarrollado por Environmental Resources Management (ERM) para HKND, recomienda, entre otras cosas, recabar mayor información hidrológica para proceder en un balance hídrico, más confiable, del lago Cocibolca en conjunción con las cuencas que directamente serán afectadas por el susodicho canal. Este es el caso de la cuenca del río Punta Gorda, para el cual no existen registros hidrométricos que permitan determinar la escorrentía multianual del río, aunque, para tener un resultado, los consultores de ERM establecieron tan solo, de manera simplista pero no ortodoxa ni suficiente, una  directa correlación con la escorrentía del río Escondido, en proporción a las áreas y a la pluviosidad de sus respectivas cuencas de drenaje.

La situación de Ineter es tal que, dentro de su presupuesto anual, el monto total de viáticos para mantener y operar la red hidrometeorológica, es tan insignificante, que no es posible recolectar información confiable y suficiente de todos los ríos de Nicaragua, aunque existan las estaciones en los sitios de interés. El problema de Ineter, obviamente, es su presupuesto, pues dispone de la infraestructura y equipamiento para cumplir medianamente su misión, aunque, para mejorar la precisión de sus resultados y que los mismos puedan aplicarse en el diseño de proyectos de gran envergadura, su red hidrometeorológica debería ser ampliada, mejorada y modernizada; y en cuanto a su personal, solo podríamos proferir las mejores alabanzas posibles, ya que son sus empleados, a pesar de ser mal remunerados, los que le han dado todo el prestigio que, hasta la fecha, ha logrado la institución.

Por y para Ineter han trabajado, reconocidas personalidades del área técnica y científica, algunos con los más altos niveles académicos que incluyen en sus hojas de vida desde maestrías hasta doctorados, de entre ellos se me viene el recuerdo del doctor Claudio Gutiérrez Huete (q.e.p.d.), el doctor Alejandro Rodríguez (q.e.p.d.), el ingeniero César Avilés Haslam, el ingeniero German Urbina, el ingeniero Luis Sandor Palacios, el ingeniero Jesús Mairena, el ingeniero William Montiel y muchos otros más; de estos individuos se podría decir con justicia, que son verdaderos héroes anónimos que, sin contar con el apoyo presupuestario suficiente y frustrados por la falta de incentivos a su quehacer personal, aportaron unos y continúan aportando otros, con la perseverancia de siempre y con sus mejores conocimientos, su valioso grano de arena al desarrollo de Nicaragua.

El autor es ingeniero civil 

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