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torre de Babel, estudiantes, Nicaragua, protestas

Las armas y las letras

Querida Nicaragua: en esta tierra bendita, aunque algunos digan que está maldita, han nacido verdaderos talentos; Dios ha sido generoso con nuestro país y nos ha dado cantidad de hombres intelectuales.

Querida Nicaragua: en esta tierra bendita, aunque algunos digan que está maldita, han nacido verdaderos talentos; Dios ha sido generoso con nuestro país y nos ha dado cantidad de hombres intelectuales. Muchos de ellos han usado bien su talento, pero las condiciones lamentables de eternos intereses políticos les han impedido participar de lleno en la dirección del país para forjar una nación verdaderamente democrática.

Hay uno que hizo grande a la nación: Rubén Darío. Pero este no era político, era poeta, un hombre nada egoísta, sincero, generoso y bueno. Su único defecto, si se le puede llamar defecto, era ser muy adicto a las conversaciones con amigos alrededor de una mesa provista de buenos vinos. Darío fue y es un nicaragüense grandioso, un portento de la literatura mundial, un orgullo permanente de Nicaragua.

Políticos talentosos hemos tenido, pero han sido dominados por  ambiciosos dictadores, militarotes, machetones que siempre se creyeron dueños del país, pero no se preocuparon por engrandecerlo. Abundan en nuestra historia los hombres brillantes que fueron incomprendidos en la política, que lucharon y ganaron batallas para luego quedar algunos de ellos en la más triste pobreza. No quiero dejar pasar la ocasión sin mencionar hombres como el doctor Carlos Cuadra Pasos, el tribuno granadino que hubiese sido un gran presidente de Nicaragua, pero eran otros tiempos y siempre Cuadra Pasos tuvo por encima la sombra caudillesca del general Emiliano Chamorro, quien tenía las “cañas huecas” como les decimos en Nicaragua a las armas.

Otro gran hombre, el general Julián Irías, ministro de la guerra en el gobierno de José Santos Zelaya. Ni siquiera pensar en la presidencia teniendo a un lado la sombra gigantesca del general de la libérrima que se quedó 16 años en el poder. Otro gran talento y gran hombre fue don José Madriz, quien llegó a la presidencia unos cuantos meses, pero no le gustaba a los norteamericanos que en ese tiempo ocupaban y decidían todo en nuestro país. El doctor Madriz no les gustaba porque era liberal zelayista a pesar de que había renunciado al zelayismo y se había ido al exilio a El Salvador y era prácticamente opositor al propio Zelaya. Madriz hubiese sido un presidente intachable para engrandecer a su patria, para pensar en Nicaragua y no en ambiciones personales. Hemos tenido muchos hombres de talento para hacer grande nuestro país, mas las armas se han impuesto siempre a las letras y no han permitido que hombres de talla civilista forjen la nación y la conviertan en una democracia respetuosa de su pueblo. Por el contrario las aberraciones dictatoriales produjeron una dinastía de 45 años que finalizó en julio de 1979 con la revolución sandinista, la que ingenuamente supusimos sería la que traería la libertad, las elecciones libres y limpias, la alternabilidad en el poder, el sosiego, la tranquilidad y la paz a nuestra nación. Lamentablemente dejamos crear otra dictadura, la que actualmente padecemos y que lleva 25 años en el poder más los 15 democráticos de doña Violeta, don Arnoldo y don Enrique cuando el danielismo gobernó “desde abajo”.

A la vista tenemos magistrados, contralores, diputados, procuradores y tan solo con dar un vistazo comprendemos lo mal que anda la política en nuestro país y lo lejos que por momentos parecemos estar de una solución feliz para nuestro pueblo. Sin embargo el nicaragüense sigue luchando como ha luchado siempre con grandes esperanzas en el futuro. Hay una nueva generación de jóvenes dispuestos a hacer de Nicaragua una nación diferente, una república, un pueblo respetado por la comunidad internacional. Tenemos viva la esperanza y el espíritu de lucha se siente en todo el territorio nacional, desde las sufridas tierras del heroico Caribe nicaragüense hasta el bullicioso palpitar de nuestras ciudades. Las letras brillarán un día por encima de las armas, las que serán vendidas como chatarra quedando de ellas tan solo un mal recuerdo.

El autor es gerente de Radio Corporación y excandidato a la Presidencia de la República en 2011.

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COMENTARIOS

  1. fidelcuba
    Hace 7 años

    Dios primero, nosotros los nicaraguenses merecemos una Nicaragua mejor

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